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    Pontón Ana Cristina Ledezma

    Sheyla Fuertes Lara

    Mujeres que Saben Latín

    La semana pasada atestiguamos cómo la sala de sesiones del Congreso del Estado se convirtió en un campo de batalla. Legisladores locales se enfrascaron en una rebatinga para evitar la aprobación de la basificación del personal de confianza de la administración estatal.

    Algunas compañeras periodistas dieron cuenta de cómo dos diputadas del Partido Acción Nacional tomaron la tribuna para encadenarse y así evitar que se votara la propuesta. En las gráficas que circularon no vimos haciendo lo mismo a alguno de sus compañeros, ¿por qué las dejaron solas en esta acción?, ¿Acaso que pensaron que a ellas las insultarían menos o no las golpearían?, ¿o es que siguen pensando que los únicos capaces de negociar son ellos? El resultado: desastroso, fueron agredidas verbalmente.

    Lo que es un hecho es que el liderazgo de la mayoría de las mujeres que asumen puestos de toma de decisiones es igual al que ejercen los hombres, porque ese es su referente, y no saben que tienen otras formas de hacerlo.

    En ocasiones para lograr lo que se proponen, algunas mujeres recurren a la manipulación, al engaño, al estereotipo de belleza, porque se cree que es la única manera de conseguirlo.

    El tema es que hay otras formas de exigir y reclamar el respeto de nuestros derechos, y una es el conocimiento. Si nos informamos, si leemos, si conocemos la competencia de nuestras áreas, si evitamos hablar de las propias compañeras y reconocemos sus capacidades dejando la crítica de lado, si dejamos de lado nuestros prejuicios, si trabajamos sororalmente impulsando los saberes de cada una, creando pactos entre nosotras para lograr objetivos, si lo hacemos será parte de la construcción que necesitamos para el cambio.

    Sí, sí puede haber liderazgos femeninos que no repitan las estructuras verticales o patriarcales de los liderazgos masculinos, podemos trabajar en equipo, ver por los derechos de todas las personas, buscar que las condiciones laborales sean las adecuadas, impulsar acciones y políticas públicas con perspectiva de género para abatir la brecha de desigualdad que aún existe entre hombres y mujeres.

    Lograr este cambio no es fácil, pues la educación que se recibe no lo contempla, porque por todos lados vemos como se repiten los viejos esquemas machistas que tanto daño hacen, pero que sin duda pueden romperse.

    ¿Por qué es importante crear nuevos liderazgos? Porque las mujeres tenemos que aprender a tomar decisiones propias, para que ningún grupo de poder nos manipule y utilice a conveniencia, porque podemos construir mejores formas de accionar, sin dañar a nadie y que beneficie a más mujeres y a la comunidad en general. Todo es cuestión de querer y de aprender, los cambios se dan si queremos, ¡empecemos hoy!

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