Elena Córdova
Luna Nueva
Los Juegos Olímpicos Río 2016 que se llevan a cabo en Brasil, nos dejan de nuevo a todos los mexicanos varias vergonzosas y dolorosas lecciones.
Comenzaría por decir y preguntarle: ¿qué espera recibir el día de su cumpleaños? al igual que todos, ilusionados, queremos saber del cariño y el afecto que nos tienen tanto propios como extraños, que nos llamen y nos deseen lo mejor con palabras llenas de admiración y amor sincero. En caso contrario, cómo se sentiría si en lugar de ello, por medio de las redes sociales millones de personas, peor aún, de millones de compatriotas mexicanos que ni siquiera la conocen ni la habían visto antes, la criticaran sin piedad no sólo por lo que está haciendo en otro lugar, sino por su aspecto físico. Inimaginable, ¿no? Es posible y eso fue lo que le pasó a la gimnasta mexicana Alexa Moreno, una talentosa y valiente joven de apenas 22 años –nacida precisamente el día 8 de Agosto– que gracias a su tesón y determinación individual y familiar, logró obtener el orgullo de ser la representante de México en los Juegos Olímpicos, al competir y, por desgracia no poder clasificar a la final de los Juegos Olímpicos, quedando ubicada en el puesto 31 del All Around (Clasificación General Individual), y en el sitio 12 en el salto de caballo, la prueba que domina mejor.
Seguramente, más de alguna vez, en el transporte público o en la calle vemos a gente subir y pedir apoyo para cualquier empresa o dolencia humana, principalmente para comida y medicinas a falta de trabajo. Es algo que pasa a diario. Es una estampa nacional clásica. De lo más extraño sería ver deportistas de alto rendimiento pedir dinero a los pasajeros para poder pagar su pasaje y acudir en representación de México, a unas justas deportivas internacionales al negárseles el apoyo oficial. Bueno, hace apenas unos cuantos meses atrás, en los cruces del Periférico e Ingenieros Militares en el Estado de México, preferentemente por las mañanas, subían al transporte público, los boxeadores mexicanos Raúl Curiel, Joselito Velázquez, Misael Rodríguez, Rogelio Romero, además de Lindolfo Delgado; exponían sus razones válidas y justas para solicitar el apoyo de los usuarios por espacio de media hora. Ellos querían ir a los Juegos olímpicos de Rio 2016.
Poco después de que el orgullo femenino y gloria nacional, de la medallista Guadalupe González ganara; la ex atleta, después política y ahora comentarista, Ana Gabriela Guevara denunció que el presidente de la Federación de Atletismo, Antonio Lozano, censuró las entrevistas con medios de comunicación de la medallista Guadalupe González, diciendo que: “esto es retrógrado, seguir viendo el secuestro de las autoridades con los atletas, no dejando ir a Lupita al estudio. ¿Qué temen?”. No es difícil imaginarlo, seguramente oiríamos una historia más parecida a las citadas arriba, con especial énfasis en la falta de apoyo oficiales y que, gracias a la voluntad y el esfuerzo individual y familiar de lupita, como la conocen todos ahora, fue que se logró obtener esa medalla de plata en la prueba de marcha femenil de 20 kilómetros y no por el apoyo oficial que es escatimado o nunca llega de plano.
Bueno, y a todo esto, por qué creo que estos ejemplos inspiran, si todas son historias de represiones, limitaciones y carencias. Precisamente por ello.
No pretendo perder mi tiempo hablando de la pésima actuación de las autoridades deportivas oficiales, de los escándalos amorosos de sus directivos, de los viáticos, de la mala administración, etcétera.
La inspiración nace en cada una de las historias personales de estos gloriosos deportistas y también de los que, a pesar de su titánico esfuerzo, no lograron figurar, pues el solo hecho de que contra viento y marea hayan acudido, sin apoyo oficial, principalmente, tengan el valor y el orgullo de acudir, de representar a México y competir a sabiendas que no lo hacen en las mejores condiciones y contra atletas de otros países que prácticamente nacen, crecen y todo el tiempo de su vida deportiva, cuentan con todo el apoyo incondicional y oficial de sus naciones; eso, y a ellos, los hace ser ejemplos que inspiren a más deportistas y a más jóvenes.
Ver a competir a estos y estas mexicanas, eso es simplemente inspirador.
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