Rafael C. Zugasti
El Red Room
A la ausencia total de una estructura gubernamental en un Estado, se le conoce como Anarquía. Y ello, nos guste o no, es lo que se encuentra, a pocos pasos ya, al otro lado de la puerta que se está abriendo en la Entidad.
Ante la ausencia total de las instituciones, se producen y reproducen todo tipo de eventos que se localizan fuera del Estado de Derecho; violentar la paz, la concordia y el sano desarrollo de las sociedades y de sus integrantes, sean del tipo de ciudadanos que sean, que para nosotros solo hay un tipo: el ciudadano, ciudadano; hacer todo lo anterior, implica que el Estado carece ya, o está a punto de carecer totalmente, del orden coercitivo de hacer la ley una letra que no tiene ningún tipo de cambio u concesión.
Pero para ello, para que el Estado ejerza su único monopolio, que es la acción coercitiva de sus instituciones, es decir que el Gobierno confíe en los poderes coercitivos de su instituciones públicas, como el ejercito o la polícia, para imponer la ley y el orden, debe primero prevalecer esos dos elementos al interior del propio Gobierno y del Estado que tiene el poder popular: La Ley y el Orden.
Sin Ley y sin Orden, un Estado y por ende un Gobierno es una botella sin contenido, un continente sin nada que ofrecer a sus habitantes, que son los que tributan para hacer andar al Gobierno del Estado.
Sin Ley y sin Orden, el Gobierno está impedido en ejercer su monopolio, el uso de la fuerza publica, para que impere la Ley y poner Orden ante toda la cascada de manifestaciones que la ausencia de ambos elementos, al interior del Gobierno, hacen que los inconformes, de justa manera, tomen por asalto las calles y trastoquen el sano transitar e incluso el bienestar de usted, de mí, de todos.
Es con la Ley como se establece el Orden, y es sin la Ley como el Orden es un sueño jamás alcanzado por parte de nuestros gobernantes; de allí que, no es extraño que los maestros, los empleados públicos, los empresarios, los becarios, los estudiantes, los padres de desaparecidos, cualquier ciudadano que se sienta vulnerado en su patrimonio e integridad personal por la ausencia de la Ley y el Orden en las estructuras de Gobierno se manifiesten en las calles por la ausencia de una estructura gubernamental en un Estado.
Así, uno como ciudadano, basta esperar que los nuevos tiempos, según como se nos prometio, presumió y ofreció en la pasada justa electoral, establezcan de nueva cuenta la Ley y el Orden; mientras, a seguir soportando a todos aquellos, que no son pocos, que se han visto dañados por la ausencia de tan importantes elementos en “nuestro” gobierno.
REPENSAR EL PENSAR…
Ciertamente que a la situación de algo en un cierto momento, y lo que para muchos en nuestro lenguaje latino se conoce como “equilibrio sin cambio alguno”, el statu quo se devienen una serie de comodidades y áreas de confort a las que pocos están dispuestos a renunciar de tan dócil manera. Ello, quieren vender los que hasta ahora están al “frente” de la principal fiesta popular de los Jarochos. Nada más falso. Todos hemos visto, y sabemos ya después de casi 3 años de su ejercicio de gobierno, que al principal tomador de decisión en el ámbito municipal nada ni nadie lo arrincona a tomar o dejar de tomar la decisión adecuada para la ciudad y sus habitantes. Ante ello, el tiempo restante es para que cuadren todo lo que tienen que cuadrar, y hagan sus maletas con todas sus chivas. Pobre el que se confunda de ello…
La próxima legislatura estatal, debería meter como un beneficio para sus integrantes clases de comportamiento público. Es una pena, y ajena, ver a “congresistas” en merenderos de la capital completamente dominados y poseídos por Dionisio, el Dios de la vendimia y el vino. Y ante ello, expresar su chico lenguaje con palabras obscenas teniendo la presencia de damas y demás comensales. En verdad que más que Chico, hay diputadetes que no son NADA!
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