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    Nicanor Moreira*

    Nuestro Municipio

     
    Como integrante de la iniciativa privada, creo firmemente en que una de las mejores maneras de impulsar el crecimiento de Xalapa es apoyar y fomentar las iniciativas y emprendimientos de nuestros jóvenes.

    Tradicionalmente, la capital del estado de Veracruz ha cubierto su demanda de empleo a través de los sectores gubernamental y educativo. La burocracia y el magisterio fueron, por muchos años, el principal destino laboral de los jóvenes que accedían a una formación educativa de nivel superior, mientras que el resto se ocupaba en el sector de los servicios generales y en el comercio.

    Sin embargo, la situación ha cambiado radicalmente. Por necesidad, ante unos recursos presupuestales cada vez más escasos y un entorno económico y financiero nacional e internacional difícil y comprometido, el sector gobierno tiende a adelgazarse, a cerrar espacios, a hacer más con menos. Ojalá que también tendiera a ser más eficiente y honesto.

    Por otra parte, la reforma educativa estableció nuevas reglas y paradigmas para aspirar a ingresar y mantenerse dentro del magisterio, cancelando —al menos en el papel— la venta y herencia de plazas, lo cual esperamos sea en beneficio de la calidad de la instrucción que se imparte en las aulas, pero que en los hechos también limita el acceso a fuentes de trabajo que se suponían seguras para un sector de la población.

    El caso es que las condiciones han cambiado no sólo en Xalapa, sino en el Estado y el país. La realidad del presente exige ideas frescas y propuestas renovadas para encontrar nuevos caminos para el desarrollo.

    Sé que decir esto suena más fácil de lo que en los hechos resulta ser. Como hemos atestiguado con mucha preocupación en los últimos meses, la crisis financiera del gobierno estatal ha afectado severamente la actividad económica de nuestra ciudad, que a pesar de todo sigue dependiendo demasiado del recurso gubernamental.

    Esta situación ha provocado el recorte de plantillas laborales en las pequeñas y medianas empresas, cuando no su cierre y, por consiguiente, un incremento del desempleo, menores oportunidades, aumento de la delincuencia, protestas y, como señalamos en el artículo de la semana pasada, el enfrentamiento de la sociedad.

    Por esa razón es que tengo la certeza de que el camino que debe andarse para salir del atolladero pasa por volver la mirada hacia los jóvenes, hacia la nueva sangre productiva que busca abrirse paso en un entorno cada vez más competido, pero que sin duda representan una alternativa viable para alcanzar el crecimiento y la verdadera prosperidad.

    Para ello hay que establecer condiciones favorables para crear oportunidades, basadas en el talento de las nuevas generaciones que se deciden a expresar sus inquietudes y aportar soluciones, así como a construir plataformas innovadoras para alcanzar nuevos horizontes.

    Apoyar a los emprendedores de nuevos negocios, a los desarrolladores de tecnología, a los visionarios de iniciativas de inversión, a los promotores de nuestra cultura, es posible. Tan sólo hace falta tener confianza y, sobre todo, voluntad. Y en ese sentido, me parece que es pertinente que tanto la iniciativa privada como las asociaciones civiles y los gobiernos en cualquiera de sus niveles unamos esfuerzos para respaldar los proyectos de quienes, en el futuro cercano, tomarán las riendas de nuestro municipio, nuestro Estado y nuestro país. No cuesta mucho y el beneficio es enorme.

    En estos tiempos de desánimo y de violencia desatada, los jóvenes, nuestros jóvenes, son una luz de esperanza para Xalapa.

    *Presidente de la Asociación Civil Nuestro Municipio

    correo@nicanormoreira.mx

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