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    Naldy Rodríguez

    Transparencia 3.0

    Las Cuentas Pública 2011, 2012, 2013 y 2014 del gobierno de Veracruz, pasaron sin pena ni gloria por las manos de los auditores del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis). También por la de los legisladores locales que se fueron.

    El órgano auditor jamás detectó algo: ni empresas fantasmas, ni desvío de recursos, menos las obras abandonadas, tampoco el retiro de fondos para otros fines ni la falta de pago de impuestos federales o responsabilidades laborales. Tampoco escucharon las quejas de decenas de constructores o becarios que demandaban sus pagos.

    Durante más de cuatro años, al titular del Orfis, Lorenzo Antonio Portilla Vásquez, estuvo ciego o “lo que quería era no tener que abrir los ojos”, como dice José Saramago en Ensayo sobre la ceguera.

    Hasta febrero de 2016, la Auditoría Superior de la Federación reportó que Veracruz encabezaba las observaciones en las revisiones del gasto federalizado con 14 mil millones de pesos pendientes de solventar en 2014.

    Meses más tarde, a las autoridades del Orfis no les quedó más remedio que presentar tres denuncias en contra de la Secretaría de Educación de Veracruz, la Secretaría de Desarrollo Social y la Secretaría de Protección Civil, sin especificar las irregularidades detectadas.

    Este jueves, el órgano “autónomo”, a través de su director General de Asuntos Jurídicos, Óscar Ocampo Acosta, anunció que interpondría una nueva denuncia penal en contra de quien resulte responsable por el pago de facturas a empresas fantasmas en la Secretaría de Desarrollo Social por un monto de hasta 431 millones de pesos. Se supone que buscan dar continuidad a las quejas que se presentaron hace un par de meses por el ejercicio fiscal 2014.

    Con las denuncias a destiempo y de años anteriores, el auditor busca cubrirse las espaldas ante lo que podría encuadrarse como “incumplimiento de un deber legal”, pero ¿le alcanzará el halo protector?

    No quiero desviar la atención en las personas que ocuparon las dependencias donde ahora se han detectado millones de pesos desviados, podría ser tema de otra columna, para enfocarnos en lo que muchos olvidan: el pésimo trabajo del órgano auditor.

    A lo mejor Antonio Portilla siempre lo supo, solapó y permitió el robo del erario público. Él llegó en el 2012 y todavía le quedan tres años más al frente del Orfis, válgame…

    Las denuncias llegan tarde, muy tarde, cuando ya nada se puede hacer, cuando el estado de Veracruz enfrenta una crisis financiera, política y social. Cuando los 212 alcaldes reclaman los pagos que les corresponden de la federación y los deportistas con discapacidad y los jóvenes becados, demandan un beneficio que se ganaron a pulso.

    Omisión también es responsabilidad
    “Lo que hacemos en la denuncia es narrar hechos y no hacemos la imputación directamente, corresponde al Ministerio Público hacerlo”, dijo el director de Asuntos Jurídicos del Orfis. ¿Pero cuándo hicieron alguna imputación? O ¿cuándo narraron los hechos de lo que parece ser un robo a despoblado?

    Al trabajar en medios, algunos me han hablado de las irregularidades que hubo en la Coordinación de Comunicación Social, pero por más que busqué observaciones en la cuenta pública 2014, por mínimas que fueran, no había nada. Tampoco en la del 2015.

    De 2014 a 2015, se acumularon los adeudos de periódicos grandes y pequeños, locales y nacionales, lo mismo portales digitales, revistas y radio; quedando una deuda de mil 800 millones de pesos.

    En julio pasado, cuando Duarte todavía era gobernador e intentaban aprobar el “fobaproa veracruzano” se contempló un adeudo de 400 millones 146 mil pesos a medios de comunicación, columnistas, agencias informativas, diarios locales y nacionales, así como televisoras y radiodifusoras. En la lista figuran al menos 140 empresas asentadas a lo largo y ancho de la entidad veracruzana.

    A la fecha, sigue sin pagarse, y algunos medios de comunicación han tenido que cerrar sus puertas. Otros se dicen que tratarán de llegar a diciembre, y algunos otros realizan ajustes y reducción a la plantilla laboral, tiraje y costos de producción.

    Bueno, regresemos al punto inicial. ¿Y el Orfis?

    “…la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”, dice Saramago en su ensayo sobre la ceguera.

    Twitter @ydlan

    Transparencia3.0@hotmail.com

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