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    Brenda Caballero

    Números Rojos

    Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento.

    (Nicolás Maquiavelo)

     

    ¡Me despidieron de mi trabajo porque llegué tarde! ¿Alguien sabe una vía rápida al IMSS? ¡Hice tres horas a mi casa! ¿Es verdad que no nos van a pagar la quincena? ¿Cuándo van a dejar de bloquear las calles? ¡Perdí mi autobús, el bloqueo me impidió llegar! ¡Sólo pedimos que nos paguen lo que nos deben y a lo cual tenemos derecho!

    Fueron algunos de los muchos comentarios que circularon el día de ayer en las redes sociales y que reflejan el caos social en el que vivimos en Veracruz. ¿Hasta cuándo? es la pregunta que nos hacemos todos, ¿será que tendremos calma a partir del primero de diciembre, cuando inicie un nuevo gobierno o tendremos que acostumbrarnos a esta inestabilidad social?

    He escuchado comentarios de que existe ingobernabilidad en Veracruz, aunque aquí tendríamos que analizar primero que es “gobernabilidad”.

    Gobernabilidad tiene su origen etimológico del latín gubernare, que puede traducirse como “pilotar un barco”. Aunque no existe una definición exacta, se puede definir como el arte o manera de gobernar con normas como la Constitución y otras leyes y Códigos.

    Luego entonces, la ingobernabilidad se daría en el caso de que existiera un obstáculo real que impida al gobernante ejercer el derecho de su competencia mediante esas leyes y códigos.

    Pero retomemos una parte de la gobernabilidad que sería el arte de gobernar en la que se espera que el gobernante en turno solucione conforme a las leyes vigentes, los problemas principales de la sociedad: seguridad, salud, desempleo, educación, infraestructura, finanzas y para el caso de Veracruz y que ha propiciado todo este caos: corrupción.

    De esta forma, nuestro gobernador en turno debería conocer la realidad en la que vivimos, que es seguro que la conoce, pero además solucionarla, mediante estudio y planeación. Luego entonces, hablaríamos de un exitoso arte de gobernar.

    Pero ¿qué tenemos a cambio? Desgraciadamente el gobernador interino Flavino Ríos Alvarado ha hecho declaraciones como el que quiere renunciar o que espera ya a que termine el sexenio.

    Lejos de ayudar, demuestra no saber qué hacer, a dónde ir o peor aún, parece que le da lo mismo lo que esté pasando en las carreteras, escuelas, instituciones y en todo el territorio veracruzano.

    Eso no es ingobernabilidad, eso se llama incapacidad para gobernar.

    ¿Será que Miguel Ángel Yunes Linares logre revertir el mal sabor de boca de muchos veracruzanos?

    Aunque es la esperanza para muchos, otros dicen que seguirá igual el estado ya que no hay recursos suficientes que puedan cubrir todos los adeudos que deja el mal gobierno de Javier Duarte, quien demostró su incapacidad de gobernar, pues lo hizo a través de ocurrencias. He aquí, que no puedo olvidar citar la frase de Horacio: “El Pueblo me silva, pero yo me aplaudo”.

    No dudo que llegue diciembre, enero y febrero y sigan toma de vialidades, pues los problemas no desaparecen en un dos por tres; sin embargo, el oficio que circuló ayer supuestamente firmado por la nueva titular de Sefiplan, posición de Yunes Linares, Clementina Guerrero García, donde hablaba de la retención momentánea de la primera quincena de sueldo a los trabajadores del estado, y que al final se comprobó que era falso, indica que Miguel Ángel Yunes Linares no la tendrá nada fácil y se soltarán más de un borregazo o quizás un par de grupos para bloquear vialidades y seguir generando caos social.

     

    caballero_brenda@hotmail.com

    @NumerosRojos_BC

     

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