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    Luis Alberto Romero

    Hora Cero

     

     

    En la zona norte de Veracruz y particularmente en Poza Rica, la crisis de la industria petrolera nacional ha significado un golpe de tal magnitud que la economía regional se encuentra deprimida.

     

    Los despidos se registran en cascada y no sólo afectan a los trabajadores de Petróleos Mexicanos y de las empresas del sector energético, sino que también hunden a comerciantes y prestadores de servicios.

    En Poza Rica,  la economía depende en gran medida de la industria petrolera; por ello, la crisis derivada de los bajos precios de los hidrocarburos ocasiona un ambiente de tensión social.

    Atrás quedaron los tiempos en los que laborar en Pemex era garantía de estabilidad económica. Hoy la realidad es dramática porque los bajos precios del petróleo han orillado a Pemex a reducir su presupuesto y a recortar su nómina de trabajadores; igual ocurre con las compañías subcontratadas, la mayoría de las cuales iniciaron desde hace un par de años un proceso de despido masivo de personal.

    Es un problema que se reproduce en todas las zonas petroleras del país, y las veracruzanas no son la excepción: en marzo de 2015, por ejemplo, Pemex comenzó el proceso para liquidar más de 3 mil plazas de trabajadores de los complejos petroquímicos Pajaritos, Cangrejera y Lázaro Cárdenas. El año pasado, la dirección de finanzas de la citada empresa informó sobre un proceso para la jubilación de 25 mil trabajadores que habían cumplido ya 25 años de servicio o llegado a los 55 de edad. En 2015, para comenzar con ese proceso, Pemex jubiló a 5 mil trabajadores, el 3.2 por ciento de su nómina. Actualmente, no hay empleado de Pemex que a estas alturas se pueda considerar salvado de los recortes en las 11 secciones que en Veracruz tiene el Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

    Lamentablemente, esa tendencia parece, por el momento, irreversible. De hecho, Pemex ha informado que durante 2017 habrá nuevos recortes. El programa para el año entrante establece una nómina de sólo 116 mil 601 trabajadores en todo el país, lo que equivale a un 23 por ciento menos a los que la empresa tuvo en 2014, cuando se promulgó la reforma energética.

    Este miércoles, por cierto, el líder de la Sección 11 del sindicato petrolero, Ramón Hernández Toledo, declaró que durante 2015 y 2016, Pemex canceló más de dos mil plazas en el sur de la entidad; en 2015 fueron mil 340, en tanto que durante 2016 se registraron 670 más.

    Por supuesto, esos despidos de trabajadores petroleros en Poza Rica, Coatzacoalcos y Minatitlán contribuyen a generar un ambiente de tensión social, que impacta en todos los sectores de la economía de esas regiones, básicamente en el comercio y los servicios. Por eso no resulta extraño el voto contrario al PRI en los municipios que dependen de dicha industria, así como el avance de otras opciones políticas, sobre todo Morena en el sur de la entidad.

    Américo, tercer informe

    Hay informes de gobierno que ante la falta de resultados se encubren de diversas formas retóricas y hasta con efectos especiales; sin embargo, ayer se registró uno muy diferente, el tercero de Américo Zúñiga Martínez. El alcalde fue directo en su reporte, conciso y contundente en su posicionamiento político.

    Sin duda se viven nuevos tiempos y el munícipe xalapeño sabe hacer valer su condición de profesional de la política, que brinda a todos su lugar de atención; es incluyente y sabe trabajar por el bien de lo que es su competencia, que no es otra cosa sino el mejoramiento de Xalapa; lo está consiguiendo.

    La de ayer fue una demostración de poder, no del poder que se ejerce con soberbia, sino del poder público al servicio de la población. Con resultados enumerados en todos los rubros, el munícipe capitalino hizo evidente que el trabajo realizado por su gobierno ha permitido colocar a Xalapa en un posicionamiento nacional de liderazgo por las cosas buenas y bien hechas en la administración pública, y eso cuenta, y cuenta mucho.

    La apropiación de La Isla del Amor

    El tema relacionado con la apropiación y cercado del lugar conocido como La Isla del Amor, municipio de Alvarado, terminó por convertirse en un escándalo que rodea a Fernando López Valenzuela, hijo del extinto gobernador de Veracruz Fernando López Arias.

    Al comenzar el mes pasado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Profepa, impidió las obras realizadas en dicho lugar por parte de una empresa inmobiliaria, Impulsora de Turismo Golfo-Caribe, propiedad de López Valenzuela, dado que carecían de los permisos correspondientes e impedían la circulación en la zona federal marítimo terrestre.

    El 4 de noviembre, la Profepa emitió un comunicado en el que expuso que “el inspeccionado no acreditó contar con autorización de cambio de uso de suelo ni de impacto ambiental emitido por la Semarnat”, por lo que los trabajos fueron clausurados.

    Al realizar la citada inspección, el personal de la Profepa observó la instalación de una reja metálica de tres metros de altura, la cual era usada para restringir el acceso al predio; ante dicha irregularidad, la dependencia presentó una denuncia penal ante la Procuraduría General de la República por la ocupación ilegal de propiedad federal y por impedir el libre tránsito de personas a la zona federal marítimo terrestre.

    Ese asunto, por supuesto, está en la mira no sólo de la Profepa, sino de organizaciones ambientalistas, que han señalado a Fernando López Valenzuela por intentar apropiarse de ese predio, unos 15 mil metros cuadrados, a pesar de que mediante un decreto de febrero de 1997, el exgobernador Patricio Chirinos Calero expropió la Isla del Amor a la empresa Inmobiliaria del Golfo y Del Valle, y declaró los terrenos como zona sujeta a conservación ecológica.
    Hoy, ese predio, que está en zona federal marítimo terrestre, es motivo de un nuevo escándalo, en el que ve envuelto el hijo del ex gobernador López Arias.

    @luisromero85

     

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