Salvador Muñoz
Los Políticos
Está bien, es cierto que las sanciones de quien infringía la Ley eran muy altas; es cierto: el porcentaje que se llevaba la empresa Autotraffic era igual alto… pero, ¿alguien alguna vez pensó en respetar el límite de velocidad?
Al menos hasta ayer, nadie se acordaba de las famosas cámaras de foto-multas que antes de las pasadas elecciones, el gobernador Javier Duarte de Ochoa ordenó la suspensión de su funcionamiento.
Eliminarlas del Reglamento de Tránsito trato de entenderlo como el simple hecho de quitar algo que no te ayuda… pero que tampoco estorba.
II
Para muchos, las foto-multas eran un negocio que iba desde la sospecha de que algún funcionario estaba asociado a Autotraffic, a que se tenía la consigna de meter una tarifa semanal, quincenal o mensual, o a que era posible alterar las cámaras porque el multado aseguraba que nunca pasó por ese lugar en su carro ¡y mucho menos a esa velocidad!
Para pocos, me incluyo, la foto-multa era una simple forma de reducir el número de accidentes en las avenidas en las que por lo regular eran habituales los alcances, choques o carambolas, siendo lo menos grave.
Es curioso, pero uno de los últimos percances trágicos que vivió al menos la capital veracruzana ocurrió precisamente enfrente de una inhabilitada cámara de foto-multas.
III
Para algunos, el efecto real que se pretende al eliminar algo que ya nadie recordaba tiene tintes populistas, porque si hay algo que le moleste a la gente, a las personas, a la sociedad, es respetar las reglas, las leyes, las normas, que pueden ser desde las más básicas hasta las más rigurosas.
Recuerdo que cuando salió a la luz el nuevo reglamento de Tránsito, se hablaba de infraccionar al peatón que no cruzara en esquinas… ¡la gente estaba indignada!
Muchos olvidaron la indignación y pasaron a la tristeza cuando don Toñito, un bolero que había hecho del Congreso local su área de trabajo, murió atropellado al pretender cruzar la avenida dejando de lado dos puentes peatonales. La velocidad que alcanzan los vehículos a esa altura que cito a veces araña los 100 kilómetros por hora.
IV
Una frase del Gobernador Yunes Linares, respecto a la eliminación en el papel de las famosas foto-multas, llama mi atención: “Exhorto a los automovilistas a respetar las disposiciones de Tránsito… confío plenamente en la responsabilidad de los conductores y que no son necesarias las multas de esta magnitud”.
Al menos yo no confío en los conductores… bueno, tampoco en los peatones. Ejemplos simples y hasta absurdos sobran: Basta pararse en una calle o avenida para observar que un gran número de choferes, si no van hablando por celular, van texteando. Mismo caso ocurre en el peatón que cruza la calle con audífonos o chateando hundido en sus pensamientos perdiendo la noción de su entorno. Insisto, ejemplos simples y absurdos; pero también hay los otros, como el de la camioneta que hace dos noches impactó a un taxi sobre la avenida Américas, de Xalapa… el golpe fue tan brutal que no sólo lo arrojó al otro lado de la calle, sino mató al ruletero.
No se trata de un asunto de confianza, sino de respetar la Ley, las normas, los reglamentos. Si cuando Duarte suspendió las foto-multas fue un permiso para volver a hundir el pie en el acelerador; hoy, con su eliminación, es una patente de corso para seguir haciendo lo mismo, al menos en mi ciudad: no respetar los 70 kilómetros por hora que marca el límite de velocidad.
Yo no confío en los conductores, pero sí confío en que las autoridades de Tránsito simplemente hagan valer la Ley.
Dijera Capulina: ¡Qué confiancitas!
smcainito@gmail.com
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario