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    Elena Córdova

    Luna Nueva

     

     

    Casos tan terribles como las que pasan lamentablemente y con regular frecuencia en los Estados Unidos, donde se involucran jóvenes adolescentes que atentan mortalmente contras sus propios compañeros y maestros, eran para nosotros los mexicanos, noticias lejanas, ajenas que nos causaban horror y asombro. Como dicen especialistas en este tipo de conductas, solo era cuestión de tiempo para que tuviéramos nuestros propios dramas de esa naturaleza, tal y como tristemente sucedió hace días en la ciudad de Monterrey, donde un menor de 15 años baleó a tres de sus compañeros y a su maestra en el Colegio Americano del Noreste, suicidándose posteriormente y sin que a la fecha no haya una explicación real y certera de los motivos que lo orillaron a tomar tan absurda y fatal decisión.

    Seguramente, muchos hemos leído una frase que común, trillada para algunos y no por ello carente de vigencia y validez: una llamada de atención. Frase que cada grupo o sector social ha hecho suya en determinado momento y conforme a sus propios intereses. Por ejemplo, los ecologistas dicen que la naturaleza hace un llamado de atención al mundo cuando advierten sobres los efectos de la contaminación y polución en el cambio climático, tratando de que los líderes políticos, los gobernantes tomen más en serio y ya no ignoren estos asuntos vitales para el progreso y bienestar de nuestra sociedad. Como también las ONG´s hacen lo propio cuando piden a los legisladores y funcionarios que regulen y adecuen leyes en las diferentes materias que involucran al ser humano, tales como equidad y género, homofobia, adultos mayores, niños y niñas, hasta mejores condiciones laborales, prestaciones, vivienda, alimentación, y muchos temas sociales que requieren de una atención especial y dedicada.

    Donald, la otra llamada

    En ese nuevo año que apenas inicia, para nuestro país, México, la asunción del nuevo mandatario norteamericano, Donald Trump, es un llamado de atención para todos. Muy en especial para nuestro gobierno que tiene que tomar medidas firmes y dignas para la defensa y protección de nuestros connacionales que viven allá. y que partir de este instante serán sujetos de la incertidumbre y angustia diariamente.

    Los que vivimos en Veracruz y tenemos a nuestras familias, sabemos que será un año terriblemente difícil, complicado, obvia decir las razones que, sin duda, mayormente tiene que ver con una crisis política y financiera provocada por los anteriores gobernantes y su particular forma de gobernar. Sin duda, las medidas extremas que en algunos casos se están tomando y que no son del agrado de muchos, sobre todo de los trabajadores despedidos sin mayor explicación, son un llamado de atención de que las cosas no deben ser así y no deben volver a repetirse jamás. No es políticamente correcto, por decirlo de algún modo.

    Por desgracia, en el estado de Veracruz todas las decisiones políticas, buenas y malas, infieren en la vida económica y social de la mayoría de los veracruzanos. Ya no debe ser así más nunca. Y esto más que ser un llamado de atención para los políticos, debe ser una llamada de atención para la sociedad en general. Hay muchos hechos, relacionados con la desobediencia civil, que se están germinando y creciendo día a día. Estos actos son sin duda, también una llamada de atención a la opinión pública sobre los actos de gobierno, un

    gobierno al que al parecer se le están acabando las justificaciones y asignaciones de culpas a sus antecesores. Hay mucho más allá que buscar en lo político todas las respuestas que requiere, exige la sociedad veracruzana. Una sociedad más informada y más alerta, que ya no cree en aquello, de que yo soy mejor que los otros cuando en realidad pareciera decir, al menos no soy peor que los otros que se fueron.

    Están en puerta elecciones municipales en el mes de junio próximo, la renovación de ayuntamientos, que es el gobierno más cercano que puede tener un ciudadano. Hagamos una llamada de atención a los futuros votantes…no se equivoquen para que después no se quejen.

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