Luis Alberto Romero
Hora Cero
Desde hace ya varios días se habla con insistencia de la cantidad de personajes impresentables que se han inscrito como aspirantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a las presidencias municipales de Veracruz.
Con razón, muchos han criticado que Morena reciba material reciclado de otros partidos; cascajo político en el instituto político que encabeza Andrés Manuel López Obrador, aunque lo cierto que cualquiera puede ir a las oficinas de ese partido y anotarse como aspirante, pues los estatutos lo permiten, al igual que la convocatoria para este proceso, en la cual se contempla la figura de candidaturas externas.
Sin embargo, de eso a que los aspirantes a la candidatura de Morena hayan recibido una “invitación” del partido o de la dirigencia existe una distancia enorme.
Ahí tiene el caso del empresario José Abella García, en Córdoba; de Paco Escalera y Marcos Salas, en Xalapa; y de Rafael Acosta Croda en Veracruz. El primero, con denuncias en su contra por presuntas amenazas de muerte contra un destacado columnista y con críticas a cuestas por haber disfrutado de un generoso trato durante la administración duartista.
Paco Escalera, por su parte, es un priista de hueso colorado que estuvo muchos años en Casa Veracruz, durante las etapas del fidelato y del duartismo; sobre él se tejen todo tipo de historias, como la que apunta a supuestos cobros por el paso al inmueble a políticos que buscaban audiencia con el entonces gobernador. Incluso, se ha comentado que la administración de Casa Veracruz vendía hasta las botellas de vinos y licores.
Marcos Salas es otro polémico empresario cuyo sueño frustrado ha sido ser alcalde de Xalapa; y para ello ha buscado las candidaturas del PAN, PRD, Movimiento Ciudadano… y por el partido que se descuide.
Acosta Croda, ex panista, ha protagonizado célebres escándalos, alcoholizado o no, con un léxico, digamos, florido y hasta soez.
Semanas antes vimos incluso a la hermana de Harry Grappa circular una foto con López Obrador en una reciente visita del líder nacional de Morena a Xalapa; así como a la ex secretaria de Protección Civil durante el gobierno duartista, Yolanda Gutiérrez Carlín, en primera fila en el evento.
El pasado fin de semana circuló que la ex presidenta municipal de Xalapa, Elizabeth Morales García, se había inscrito como aspirante a la alcaldía de esta capital por Morena, hecho que la propia ex diputada federal salió a desmentir unas horas después.
Así las cosas, pareciera, sólo pareciera, que la intención es incrustarle a Morena a candidatos quemados, reciclados, figuras impresentables, como una estrategia perversa para endosarle descrédito público, aprovechando esta debilidad en sus estatutos y en su convocatoria.
Lo cierto es que es muy poco probable que alguno de ellos se convierta en candidato de esa creciente fuerza política.
En torno a esos “aspirantes”, se tejen comentarios en el sentido de que éstos y otros personajes han buscado un acercamiento con el partido de López Obrador, para ofrecerse como posibles cartas; a cambio, se dice, les han prometido que si no se convierten en abanderados en el presente proceso, serán tomados en cuenta para futuras contiendas. Según estas versiones, Morena estaría jugando su juego: generar la percepción de que por ser una franquicia ganadora, cualquier político busca ese cobijo.
A propósito, AMLO estuvo en Veracruz, donde fue abordado por la prensa local; para no variar, el líder partidista perdió los estribos y sacó a relucir lo más radical de su personalidad cuando ante los cuestionamientos sobre la postulación de ex militantes de otros partidos, denostó a los reporteros locales, de quienes dijo que estaban “maiceados” por Yunes.
Pues bien, sobre la postulación de personajes vinculados a otros partidos, habría que preguntar si cualquiera, sin importar su pasado, se cubre con un manto de honestidad por el simple hecho de ser postulado por el partido de Andrés Manuel.
Xalapa, obras que aportan en seguridad
Américo Zúñiga Martínez ha reconocido que Xalapa enfrenta una difícil situación de inseguridad. Lo ha comentado y lo dijo hace unos días en El Castillo, la zona rural de la capital, punto de convergencia de entrada y salida hacia otras demarcaciones municipales.
Ahí mismo, donde entregó aulas, muros de contención, material didáctico, una vialidad asfaltada y un sistema de drenaje, el edil comentó que además de la inversión millonaria que realiza su administración, estas obras son parte de su estrategia para garantizar la seguridad.
Tiene razón el munícipe. Aunque en sentido estricto, el cuidado y la vigilancia de las ciudades y poblaciones están en manos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, los gobiernos municipales contribuyen a la seguridad en la medida en que realizan obras y acciones que mejoran el entorno y la calidad de vida de los ciudadanos.
Al pavimentar calles, al brindar mejores condiciones para la educación, al sentar las bases para una ciudad más competitiva en donde empresas puedan invertir y generar empleos, los Ayuntamientos contribuyen a tener ciudades más seguras. Esa es la apuesta del ayuntamiento de esta capital.
@luisromero85
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