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    Édgar Ávila Pérez*

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    Para el anecdotario.

    El Grupo de Coordinación Veracruz, integrado por fuerzas federales, Ejército, Marina y la administración estatal, confirmaron el pasado jueves que el ex comandante de la Sexta Región Militar, General de División del Estado Mayor, Martín Cordero Luqueño, había sido privado de la libertad en calles del municipio de Boca del Río.

    “Las Corporaciones de Seguridad Federales y Estatales continúan con las tareas de localización de los sujetos que esta mañana lo privaron de su libertad”, reportó el grupo en un comunicado de prensa, luego que apareció vivo y sano el militar retirado.

    El hecho por sí solo es sumamente grave; pero la respuesta del militar de alto rango fue sorprendente.

    “El problema fue que se me cerró un vehículo, nosotros nos bajamos y nos fuimos en taxi”, justificó el General de División del Estado Mayor, ex titular de la Sexta Región Militar (conformada por los estados de Veracruz, Puebla y Tlaxcala), ex agregado de defensa militar y aéreo en la embajada de México en París, Francia; ex Comandante del 29 Batallón de Infantería en Colima; ex comandante de la guarnición de San Felipe en el estado de Baja California; ex comandante de la 45 zona militar en Nogales, Sonora; ex jefe de sub-sección de operaciones especiales del Estado Mayor de la Defensa Nacional; ex sub jefe del Estado Mayor de la Fuerza de Tarea Marte 1; ex jefe del Estado Mayor de la Fuerza del Sur, entre otros cargos relevantes dentro de la estructura militar.

    Más allá de la inverosímil versión del General, que debería caracterizarse por su honor y valentía, existe una profunda preocupación por los altos niveles de delitos de alto impacto que han estado azotando al estado de Veracruz.

    Desde diciembre del 2016, cuando tomó protesta como gobernador el panista Miguel Ángel Yunes Linares, suman más de 500 asesinatos, el 70 por ciento relacionados con la delincuencia organizada.

    El grave problema de la operación de las bandas del narcotráfico inició en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, cuando el Cartel de Los Zetas decidió apoderarse del cien por ciento del territorio estatal.

    Documentos de inteligencia de dependencias de seguridad, áreas castrenses, navales y de seguridad nacional-, el Cartel de Los Zetas mantenía el control absoluto en las siete regiones más importantes de la entidad.

    El Consejo Nacional de Seguridad Pública, Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina y del gobierno federal, detectaron la presencia del Cartel de los Zetas en las siete regiones principales de Veracruz.

    En la región norte, el antiguo brazo armado del Cartel del Golfo mantenía presencia en los municipios de Pánuco, El Higo, Tempoal y Tantoyuca, en los límites con el estado de Tamaulipas; también en la zona petrolera de Poza Rica y Papantla.

    El poderío de los Zetas se extendía a la región montañosa y costera de Martínez de la Torre y Vega de Alatorre; además de la zona industrial de Córdoba-Orizaba; la región turística de Veracruz-Boca del Río; la Cuenca del Papalopan, con todo y sus zonas agrícolas y ganaderas de Cosamaloapan; y por supuesto la región petrolera por excelencia de Coatzacoalcos y Minatitlán.

    Sin embargo, a partir del sexenio de Javier Duarte de Ochoa, un político que odiaba a Los Zetas, incursionaron el Cartel del Golfo y el Cartel Jalisco Nueva Generación para arrebatar la presencia de dos regiones y diezmar la fuerza de los de la letra en cuatro zonas más, lo que derivó en una sangrienta guerra que, además, recibió como combustible un combate oficial que rayaba entre lo legal e ilegal.

    La zona conurbada y turística de Veracruz y Boca del Río se sacudió a los de la última letra, pero llegaron integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación, cuyo jefe de plaza era un hombre apodado “El Comandante Chiquito”.

    El Cartel del Golfo logró expulsar a los Zetas de los municipios del norte (límites con Tamaulipas) de Pánuco, El Higo, Tempoal y Tantoyuca.

    En tanto que Los Zetas, entonces bajo el liderazgo del jefe regional Pascual Sandoval Ortiz, alias El Picoreta (detenido), quien mantuvo bajo su yugo la región petrolera de Poza Rica; la zona montañosa central de Córdoba y Orizaba; la Cuenca del Papaloapan; y el puerto de Coatzacoalcos.

    Como jefes de plaza y de mayor importancia, los grupos especiales de inteligencia ubicaron a “El 500” o a el “512”, quien presuntamente dominaba la región de Palma Sola hasta Tuxpan; y a Darío, alias “El Chilero”, quien fuera escolta del extinto líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano, el cual tenía bajo su mando Poza Rica, región en la que tenía como segundo al mando a Gerónimo “El Mara”, éste último en el puerto de Tuxpan.

    Los Zetas mantenían presencia en la zona de Córdoba y Orizaba, pero se dividieron y empezó una lucha entre ellos mismos, con un sangriento resultado.

    Y desde que el PRI perdió las elecciones en julio del 2016 y se supo que llegaría al poder el panista Miguel Ángel Yunes Linares, irrumpió el Cartel de Sinaloa para tratar de apoderarse de la plaza, lo que ha derivado en una mayor confrontación bélica, pues dicho grupo no midió que Los Zetas, Cartel del Golfo y el Cartel Jalisco Nueva Generación, han logrado un arraigo entre la sociedad que vive de los recursos de esa actividad ilícita.

    A este escenario, se le agregan otros factores que han hecho que Veracruz sea un polvorín, como la falta de una estrategia oficial definida (no es lo mismo llenarse la boca de críticas desde la oposición que ser gobierno); el coletazo del dinosaurio priista (ahora es cuando se desquitarán de su acérrimo enemigo); el hecho que la nueva clase gobernante panista está más preocupada por su futuro político (elecciones municipales, luego la de gobernador, diputados locales, senadores y presidentes); y el más importante es que hay una sociedad corrompida por el narcotráfico, donde miles de personas viven de la actividad, desde la parte más baja de la estructura, como halcones, hasta lo más alto con el lavado de dinero.

    *Es corresponsal regional (Veracruz y Puebla) del periódico El Universal y colaborador en Veracruz de la agencia de noticias española EFE

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