Luna Nueva
Elena Córdova
Hasta donde pude investigar esta frase, si bien no tiene su origen en el tiempo del inolvidable Chente Fox, por lo menos ahí fue donde más se le conoció. Del ex panista y ex presidente Fox se dijo –y aún se dice– que fue un magnífico candidato, pero un mal presidente.
Hoy, en esta nueva oportunidad para elegir por medio del voto libre y secreto a nuestros próximos alcaldes y ediles en los 212 municipios del estado de Veracruz el 4 de junio de este año, como ciudadanos podemos dar vigencia y poner en práctica muchas lecciones que la propia historia de Veracruz, en temas electorales, postelectorales y hasta de gobierno, nos han enseñado.
Y esto es posible dado que se trata de elegir, como lo he citado anteriormente, a las autoridades más cercanas a la población: los presidentes municipales. Lo cual de origen nos permite conocer más a fondo quienes aspiran, a los candidatos de uno y otro partido en competencia, sin exagerar y, por ejemplo: sus orígenes, familia, amigos; trabajo y/o profesión; religión, preferencias culturales; carrera política o no, y detalles personales y aún muy íntimos de su vida. Lo cual es aún más factible, si el municipio no es muy grande y de naturaleza provinciano. En estos lugares, las redes sociales no son tan definitorias como los rumores, chismes, comentarios, reuniones familiares, fiestas privadas, eventos sociales y reconocimiento de los pobladores sobre tal o cual candidato o candidata.
Aquí, pesan más su origen, condición social, familia y hasta religión. La experiencia como funcionario o vida política, lo que muchas de las veces es algo secundario y no está en la evaluación de la gente a la hora de elegir y votar. Y no muy pocas veces también, este tipo de personas está incluso por encima del partido político que lo postula. Aplicando en tu totalidad aquello de que “no importa el partido sino el candidato” o “que la gente vota por la persona y no por el partido”, según se vea.
Ahora bien. La idea del tema es que, indudablemente, durante la campaña sólo alcanzamos a ver una faceta, una parte del candidato que aspira ser electo. Cuántas veces hemos visto que durante la campaña el candidato saluda, abraza, te toma de la mano, a las señoras las besa, a los hombres los estrecha en un abrazo que pareciera que los veía después de muchos años y los extrañaba. Ya ni se diga a las gentes de la tercera edad ¡son sus abuelos y abuelas!; o los niños y niñas, los carga como si fueran sus propios hijos. En cada lugar que llega, es como Santa Clos, regalos y regalos, dinero, mucho dinero para ayudar “desinteresadamente” a la gente más necesitada y que antes, no le interesaba. Claro, esto tiene mucho que ver con los consejos de sus asesores y son actos obligados para generar simpatía y adhesiones, compromisos serios para que voten por ellos. Se entiende.
Lo que no es entendible e inaceptable, como pasa no pocas veces y ahora más frecuentemente, es que la gente, la ciudadanía sabiendo y conociendo a tal y cual persona, ahora metido en candidato, el cual nunca participo, nunca hizo nada por el (su) pueblo, en muy poco tiempo se haya vuelto tan preocupado por la situación de la gente y hasta llore por la pobreza y la falta de oportunidades en que viven sus conciudadanos. Y más aún, cuando vemos que se trata de un empresario o un prominente comerciante, que sin disimulo invierte –es la palabra, pues su condición y visión todo lo ve como un futuro y buen negocio– miles de pesos sino es que millones con tal de llegar a ser el futuro alcalde.
De ahí que haya muchos llamados del propio Instituto Nacional Electoral (INE) y de los propios partidos políticos para que no comercien con su voto, que no lo vendan o se presten a intercambiarlo por dinero o en especie.
En lo personal, eso me inquieta mucho. Cierto es que la gente, está más despierta, y no cree en los falsos redentores, en aquellos que prometen mucho y ven todo lo malo que están las cosas en su municipio. Hacen y dicen, invierte, engañan, mienten, regalan y mil cosas más, con tal de llegar y sentarse en la silla municipal. Afortunadamente, hay miles de ejemplos de lo que pasa después. Uno de ellos es el arrepentimiento general de la gente y, lo más grave, lo desastroso que llega a ser una administración municipal en manos de estas personas improvisadas y sin convicción social, con vocación de servicio comunitario. Lo primero es hacer del ayuntamiento un feudo o propiedad familiar y club de amigos, después meter mano al cajón y/o endeudar el municipio para “recuperar lo que invirtió”, dicen destacadamente. Ya no digamos del funcionamiento institucional del ayuntamiento, servicios públicos y obras. No hay tal. Simplemente no hay.
Invito y espero que al igual que yo, la gente analice su voto, reflexione en este periodo de campaña sobre cual o tal candadito que le convenga, no solo a él sino a todo el pueblo. Cierto. Lo cambios son buenos, pero como dicen, estos deben ser para mejorar no para quedar peor de lo que ya estamos. No olvidemos que, nadie da por que si, en esta vida nada es gratis. No cambiemos espejitos por joyas. Cuidado… arrepentirse después de nada sirve.
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario