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    Elena Córdova

    Luna Nueva

     

    Apelando a lo que indican los expertos en marketing electoral y con base en lo que dictan las experiencias en campañas políticas cualesquiera, se asegura que, en los últimos días, casi el veinticinco por ciento de los ciudadanos que sí votarán definen la preferencia de su sufragio, por lo que en un poco más de la mitad de las campañas electorales municipales que se viven en nuestro estado veracruzano, creo muy oportuno escribir esta modesta opinión al respecto.

    Antes que nada, sin dudar, todos coinciden que el abstencionismo es el gran enemigo a vencer, y que es necesario votar para darle un gran margen de legitimidad a cada elección.

    Si bien es cierto que hoy se gana con una mínima participación ciudadana, lo ideal siempre es que la mayoría de la gente en condiciones de votar se vuelque a las urnas y ejerza su derecho constitucional a elegir a sus autoridades y representantes populares.

    En una democracia participativa, el voto no es sólo un derecho sino la gran oportunidad de hacernos escuchar y expresar nuestro sentir frente a la forma en que un gobierno actual –en este caso, hablando de renovación de poderes municipales– está haciendo, bien o mal, las cosas. Aquí, la acción de votar consiste en brindar apoyo a una propuesta o por un candidato en forma anónima. De ahí aquello de que el voto es libre, secreto y universal. Y la importancia del mismo radica en que es un mecanismo legal para definir la ruta a seguir por parte de los ciudadanos de un municipio, o en el mejor de los casos, votar para que haya un cambio, cambio de partido político gobernante y el representante popular que lo encabeza, junto con los ediles. De ahí la trascendencia del voto libre y secreto.

    Para nadie es un secreto que a veces es necesario estimular la participación ciudadana para que decida votar en la jornada electoral fijada.

    De la parte institucional, oficial, mejor dicho, no son pocos los llamados, los esfuerzos del Instituto Nacional Electoral (INE) mediante variadas estrategias que van desde la firma de convenios con instituciones educativas de carácter público y privado, que enmarca el nivel de bachillerato hasta el nivel profesional universitario y otras más. Asimismo, a iniciativa propia no son pocas las empresas que ofrecen descuentos, restaurantes, tiendas de conveniencia, etcétera. que dan descuentos siempre y cuando el cliente demuestre que votó debidamente el día de la jornada electoral. Todo lo permisible con tal de que el ciudadano ejerza esa obligación y derecho. Para los que se quejan, ahí una de las libertadas constitucionales más grandes y más desperdiciadas, desde mi punto de vista. A lo que agrego que, el cuestionado acto de anular el voto, ya que se pueden pensar lo que se quiera, pero debemos reconocer que también es una forma de expresarse democráticamente. Anular el voto es un acto ciudadano, una acción de libertad y, cuidando la perspectiva, de rebelión pacífica, llamémosle así.

    ¿Por qué es importante votar libre, pacífica y de manera secreta? En primera porque si se pertenece a un partido político, es una forma de identificarse con una ideología política, sea militante o no. En segundo lugar, una sociedad altamente participativa tendrá más confianza en los ejercicios democráticos y contará con un electorado más informado y participativo en el presente y más en el futuro.

    Tenemos que votar para acabar con la apatía política que tanto daño hace a la democracia y a la voluntad popular, tan maltratada y olvidada. Demos a la voz, votos para que se escuche fuerte.

    Por último, dejemos atrás aquello de que para que votar si no cambian las cosas y permanecen igual o peor. Eso no es cierto. En el año 2000 la gente voto por un cambio, igual que le dio continuidad al mismo en el año 2006. De ahí para adelante, se acabó el partido mayoritario. Tenemos una democracia partidista más plural y combativa. Hoy un voto cuenta. Un voto es un voto.

    Así que, el día D, el día dela jornada electoral acudamos de manera voluntaria y en familia, o con los amigos si es posible. Lo importante es que votemos.

    Como bien dice, el químico, profesor y político español, Alfredo Pérez Ruvalcaba, “Cuanto menos se tiene más importante es tu voto. Los votos construyen  hospitales. Con la indiferencia no se construye nada”.

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