Elena Córdova
Luna Nueva
En no muy pocas ocasiones, nos hemos enterado o nos ha tocado personalmente constatar, por azares de la vida, el que una persona nos platique con cierto pesar que desempeña en una actividad para lo cual no estudio profesionalmente y debido a una necesidad económica primordialmente trabaja de manera provisional, en el mejor de los casos, en la determinada actividad actual. Así, alguna vez nos tocó platicar con un taxista que resulta que es abogado, pedagogo o contador, por citar un ejemplo. Como también hay gente que estudio sin tener la vocación correcta al elegir su carrera, que no son pocos tal y como lo revelan estudios serios al respecto de este fenómeno creciente en nuestro país.
Estamos en franca época de graduaciones. De jóvenes, hombres y mujeres, que egresan de una carrera profesional con muchas ilusiones y esperanzas bajo el brazo. Basta pasar por los lugares más significativos de Xalapa, como el Teatro del Estado o el Museo de Antropología, para ver a familias enteras acompañando a sus hijos o hijas recibiendo sus documentos que lo avalan como un profesional en la materia. Los globos son una metáfora de alguien que está arriba, flotando y subirá más aún.
En días pasados, en el noticiero matutino (http://noticieros.televisa.
Sin duda el tema es amplio y no se agota en unos cuantos consejos o tips. Sin temor a equivocarme, los jóvenes profesionistas que acaban de graduarse quieren trabajar de aquello para lo que dedicaron muchas horas de su juventud estudiando, pero la realidad es dura, difícil y se dan cuenta que no todo es como creían. Es claro que la universidad ofrece a los estudiantes la preparación, métodos y habilidades necesarias para desarrollarse en su profesión, pero, volvemos al debate citado arriba, en la practica los mercados laborales, es decir, los empleadores no solo exigen formación profesional sino experiencia laboral. Lo cual nos recuerda al mal chiste de que cómo se puede tener experiencia sino se tiene trabajo.
En síntesis, hay que modificar substancialmente, padres, hijos, universidad, empresas, y todos quienes están involucrados de alguna otra forma en el mundo universitario y laboral, la forma tradicional de pensar. En mi opinión, en las tres primeras personas e instituciones esta la solución en buena medida para que no existan recién egresados y futuros profesionistas frustrados ante la realidad cotidiana a la que se enfrentaran una vez que vayan en busca de empleo para vivir e independizarse de su familia, como es su sueño principal. Lo primero es ya no escoger una carrera tradicional. Otra sería que los padres juntos con los hijos deben sentarse y ver el futuro económico de esa carrera y cambiar si es necesario, ya no se trata de estudiar lo que nos guste sino lo que mejor nos redituara salarialmente en un futuro corto. Como bien dice Helios Herrera, que los jóvenes aprenden desde antes que “la rieguen”, que sean emprendedores y que aprendan a “solucionar problemas”. Esto sin duda, no viene en ningún libro del plan de estudios de ninguna universidad, esto es la realidad, el mundo real al que tarde o temprano se enfrentaran los que salen de alguna carrera universitaria. Y que mejor que anticiparse al futuro y no cuando el destino nos alcance, no lo creen.
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