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    Esfera Política

    Ricardo Vázquez Salazar

    Es cuestión de horas para que el ex gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa sea trasladado a un hospital privado, para ser atendido por la descompensación en su organismo, provocado por el “reto slim”; a uno de esos nosocomios que cobran 20 mil pesos la noche, más el costo de estudios clínicos, medicamentos y todo lo demás que requiera. Total, lo que le sobra es dinero, de los veracruzanos.  

    Parte de la secuencia del melodrama que Javier Duarte lo ha titulado: “Los corruptos son inocentes y mártires”, el siguiente episodio del adietado reo es de pronóstico reservado. El desenlace que vaya a tener sin lugar a dudas será de sorpresas, por los factores que se encuentran en juego y las circunstancias en que vaya a derivar.    

    Es la misma ruta que le valió  a la otrora poderosísima líder magisterial Elba Esther Gordillo, para abandonar la cárcel femenil de Tepepan en Xochimilco, y permanecer en un hospital privado desde enero de 2016.

    Elba Esther cuenta ya con 72 años de edad. Los padecimientos que venía arrastrando se fueron complicando a raíz del encarcelamiento, por lo que le fue concedido el internamiento y la atención médica particular, mas no así con la petición de continuar cumpliendo condena en su domicilio, que le ha sido negada.

    Javier Duarte de Ochoa cumple 44 años dentro de 29 días, el 19 de septiembre. Será un cumpleaños completamente distinto a todos los que ha vivido.

    Duarte no carga los años ni los problemas crónicos de salud que la Gordillo, sin embargo, al adoptar la estrategia de la supuesta huelga de hambre, si en realidad es así, el ex gobernador de Veracruz estaría jugando con fuego, orillado a tomar esa decisión como una última alternativa para dejar la prisión.

    La descompensación que el mismo Duarte se está provocando, le puede ocasionar consecuencias serias de salud; le puede pegar muy duro a cualquier órgano. Con mayor razón  porque su organismo está acostumbrado a engullir en abundancia, a no malpasarse ni padecer hambre, el cuerpo lo debe estar resintiendo.   

    En esa búsqueda de desesperación por encontrar una rendija por la que salga.

    ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Javier Duarte con tal de conseguir su objetivo?

    Si de requerir ser trasladado a un hospital, posterior a esto el grado de afectación de salud que le resulte le sirva para conseguir la prisión domiciliaria, con tal de salir del Reclusorio Norte.

    ¿Estará dispuesto a asumir ese riesgo?

    O acaso.

    ¿Sería parte del melodrama?       

    rvazquez002@yahoo.com.mx

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