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    Elena Córdova

    Luna Nueva

    Otro de los hechos más significativo en el pasado sismo del 19 de septiembre de este año, fue sin lugar a duda la participación proactiva de los jóvenes capitalinos que se dieron a la tarea de entregarse como nunca, pasados los minutos de confusión, miedo y desorden. Así, vimos a miles de muchachos organizados entre todo el caos para ayudar a quien lo necesitara. Su energía y voluntad fueron motivo de ánimo y ejemplo para muchos voluntarios, pues ni el cansancio, el hambre pudieron vencer el ímpetu propio de su edad de servir a sus conciudadanos en desgracia.

    Hasta el día de hoy, podemos ver cómo muchos medios de comunicación han hablado de ellos, incluso algunos analistas van más allá y aseguran que con ello el mal mito del Millennials se revalúa, pues en el colectivo imaginario sólo eran jóvenes problemáticos, anti-cívicos, hedonistas y arrogantes y casi imposible era verlos trabajar en equipo por una causa que los convocará por igual. Ellos mismos, fueron capaces desde donar sangre, llevar heridos a los hospitales hasta dirigir el tránsito vehicular y entregar despensa y prepara alimentos para los damnificados, incluyendo otras tareas muchos más complejas como relevar brigadistas especializados en desastres naturales, basados solo en su instinto más que en su conocimiento en la materia, lo cual nos lleva a reafirmar que, ante la adversidad, nada importa más que la desgracia y el dolor humano. Ahí todos somos iguales, solidarios.

     

    La reacción de los jóvenes: Woldenberg

    El tema me pareció muy importante, pues a pesar de que en apariencia no hay ninguna relación a simple vista, el exconsejero presidente del antiguo IFE, hoy Instituto Nacional Electoral (INE), José Woldenberg, en días pasados (07/10/2017) entrevistado por el comunicador Pascal Beltrán del Río para Imagen Radio, habló en su diálogo del papel relevante que pudiera tener esa participación de los Millennials en la próxima elección del país en el 2018. Woldenberg segura “que la reacción de los jóvenes luego del sismo del pasado 19 de septiembre, mismo que cobró la vida de 369 personas, 228 tan sólo en la Ciudad de México, son estampas luminosas que nos demuestran que hay resortes solidarios y de participación que se pueden y se deben activar, para que la participación pueda extenderse en el tiempo requiere organización”, con relación a este sector poblacional al que pertenecen los jóvenes mexicanos.

    El exconsejero presidente del IFE, afirmó, que el enorme desencanto de la ciudadanía con la vida política del país es mayor entre los jóvenes, argumentando “porque las personas de mi generación podemos apreciar mucho de lo construido en los últimos años en materia política, mientras que para muchos de los jóvenes esas novedades no lo son, nacieron con ellas y no le otorgan el mismo valor que nosotros”. Lo cual me parece una gran verdad, pues opino, que la falta de interés en la historia y aspectos políticos es una gran característica común en los jóvenes de ahora, en los llamados Millennials.

     

    Los escombros partidistas

    Al respecto, considero sumamente complicado que los jóvenes tengan esta misma participación en la próxima elección federal por venir, pues como aseguran muchos especialistas este mismo sentimiento y resorte solidario solo funciona, en la mayoría en la desgracia propia y ajena pero nunca en el terreno político mucho menos en el electoral. Estamos lejos de ver a una gran mayoría de jóvenes abanderando causas de algún partido político que encauce sus inquietudes, no lo hay actualmente.  Aclaro, en los estatutos de cualquier organismo político seguramente encontramos un aportado con todas las buenas intenciones del instituto partidista hacia el sector, pero en la práctica hay un mundo de diferencia, empezando por el famoso treinta por ciento y la cuota de género que por ley no solo estatutariamente se debería dar a los jóvenes. Nada tan lejos de la realidad.

    Metafóricamente hablando y con solemne respeto a la desgracia sucedida, a los jóvenes mexicanos en el presente, no les interesa todo el “desastre, las ruinas y remover los escombros” en que se han convertido, por su culpa, casi todos los partidos políticos nacionales, lo cuales claman porque los jóvenes vayan en su rescate y lo ayuden a salir de la desolación en indiferencia ciudadana. Como lo dije anteriormente, la mayoría son inexpertos, pero no ingenuos. El innato resorte solidario que poseen no funciona para estos terribles y maquiavélicos casos. Ni para estos fines ni para otros.

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