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    Sheyla Fuertes Lara

    Mujeres que Saben Latín

     

     

    Hace unos días tuve la oportunidad de participar en un simposium realizado por el Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana, que coordina la doctora María Eugenia Guadarrama Olivera, que conjuntó a  mujeres y hombres en el manejo de diversos temas como el arte, educación y diversidad; género y corresponsabilidad en el trabajo del cuidado; violencia de género en instituciones educativas y violencia contra mujeres y feminicidios en Veracruz.

    Quienes participaron y trabajan las temáticas de violencia contra las mujeres y la discriminación, comentaron las dificultades que encuentran para concretar acciones que lleven a su prevención y por supuesto a la erradicación.

    Y es que gran parte de la población desconoce aún los tipos y modalidades de violencia establecidas en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, los tipos, que son las formas en que se ejerce y las modalidades, los ámbitos donde se presenta, por ello es importante su difusión para que más personas las identifiquen y denuncien.

    En diversos espacios públicos y privados, en los medios de comunicación y las redes sociales, es muy común que se presenten la violencia simbólica y la comunitaria, la primera pasa más desapercibida, al estar inmersa en los mensajes cotidianos, en las campañas publicitarias y programas de televisión; en el manejo de los estereotipos. La segunda es cuando individual o de manera colectiva se propicia la discriminación o humillación contra una persona. Ambas están tan normalizadas que en algunos casos hasta las justifican.

    En  los smarphones y las redes sociales, se ha vuelto cotidiano que en los grupos de chats, se difundan imágenes, bromas, refranes, videos, en los que se ridiculiza a las mujeres, a personas adultas, o por sus preferencias sexuales, por alguna discapacidad, su color de piel, estrato social o etnicidad.

    A través de chistes, de canciones, imágenes sexualizadas de las mujeres, es muy común la violencia sin que reparamos en ello porque nos hemos acostumbrado tanto que no lo cuestionamos, nos reímos y compartimos, y esto es violencia simbólica.

    Especialistas han abordado el tema, en específico desde los medios de comunicación y ahora en las redes sociales; quienes la legitiman. Cabe resaltar que los medios de comunicación tienen una responsabilidad social misma que está establecida en documentos internacionales como la Convención Interamericana Para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención Belem Do Pará) y en el estado de Veracruz, en la Ley de Igualdad para Mujeres y Hombres en el estado de Veracruz, donde les conminan a elaborar directrices de difusión que contribuyan al respeto y dignidad de la mujer.

    Hace unos días, circularon en celulares y redes sociales, fotografías que mostraban imágenes íntimas de una mujer que se postuló como candidata a reina del carnaval del puerto de Veracruz, en un acto claro de violencia comunitaria, al exponerla al  escarnio público, lo que la llevó a renunciar.

    Algunas personas manifestamos nuestro repudio ante la violencia que vivió, porque desafortunadamente se siguen reproduciendo estereotipos de género. Un hombre puede ejercer su  sexualidad en libertad sin ser cuestionado. Una mujer no, y esto fue lo que ocurrió. ¿Y qué si ella decide hacerlo?, ¿Es delito?, ¿No somos libres de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos?, ¿Por qué terminamos juzgando desde principios morales o religiosos?, ¿Qué me da derecho a hacerlo?

    Mucho por reaprender para dejar de normalizar la violencia, para logar una sociedad más igualitaria libre de discriminación y violencia, La resistencia es mucha, pero cada vez somos más quienes creemos que el cambio el posible.

     

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