Ricardo Vázquez Salazar
Esfera Política
El panorama sigue siendo el mismo. Han transcurrido 47 días y no hay responsables de lo ocurrido. Murieron 228 personas bajo los escombros de los edificios que echó abajo el sismo del pasado 19 de septiembre. Las construcciones derrumbadas dejaron a cielo abierto la corrupción oficial en las delegaciones afectadas en la CDMX, razón por la cual los inmuebles se desplomaron. No hay funcionario alguno que enfrente el cargo de homicidio culposo con dolo eventual, pero las autoridades de la capital del país van a construir un monumento para “honrar la memoria” de las víctimas del 19-S.
Corrupción Ad libitum en este aguantador país. Atraco a placer, a voluntad, sin control; encaja con una expresión plasmada en una de las obras del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Como puercos sin horqueta en sembrado ajeno”. Suena ofensivo y ramplón, pero no lo es.
Cuesta demasiado trabajo entender cómo es posible que se puedan lavar cientos de miles de millones de pesos cada año, recursos provenientes del narcotráfico, trata de personas, secuestro, mezclados con los provenientes de la corrupción. Si las evidencias por enriquecimiento ilícito están a la vista de todos. La incontinencia a la ostentación por parte de los delincuentes los exhibe: fastuosas residencias en México y en otros países, aeronaves, flotillas de vehículos automotrices, negocios de giros diversos. Son varias las partes que intervienen en el proceso de “blanqueo” de dinero. Serias lagunas y deficiencias que merecen la atención y corrección de las autoridades.
El costo de la corrupción oscila entre el 2 y 10 por ciento del Producto Interno Bruto de México, datos del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otras instituciones internacionales.
17 ex gobernadores señalados de malversación de fondos públicos; oscuros contratos de Odebrecht; Pemex; el sindicato petrolero y su dirigente nacional Carlos Romero Deshamps; “El Paso Exprés”, son los emblemas representativos de la corrupción. Y “La joya de la corona”: el exgobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa y su cártel. Ningún color partidista escapa a la putrefacción.
La Secretaría de la Función Pública, SFP, detectó irregularidades en la evolución patrimonial de seis servidores públicos, cinco de Pemex y uno del IMSS, por más de 88 millones de pesos, por menudencias. La SFP encontraría inconsistencias patrimoniales en un buen número de funcionarios de la fidelidad y el duartazo, por miles de millones de pesos.
Más de 5 mil 500 millones de pesos en irregularidades descubiertas en la Cuenta Pública 2016 de Veracruz –únicamente de ese año- imposibles de solventar, darán lugar a que supuestamente se presenten denuncias ante la autoridad correspondiente. Siete secretarías de despacho: de Gobierno, Finanzas, Turismo, Educación, Infraestructura, Desarrollo Agropecuario, Seguridad Pública, así como varias instituciones descentralizadas.
Qué habrá sucedido con otras secretarías como Salud, y los ayuntamientos, que ya no son mencionados por el Órgano de Fiscalización Superior, ORFIS, en situación de irregularidad.
Por lo pronto ya dio a entender el presidente de la Comisión de Vigilancia del Congreso local, Juan Manuel de Unanue, que habrá que sentarse a esperar para ver resultados de las denuncias, porque es un proceso prolongado, muy tardado.
Persiste flotando en la atmósfera la gran incógnita: ¿cuál de las dos partes es la que registra graves fallas en el nuevo Sistema de Justicia Penal?
Lleva demasiado tiempo y es muy complicado procesar a quien se robó miles de millones de pesos de las arcas públicas, del dinero que gran parte estaba destinado a la construcción y equipamiento de hospitales, que podrían haber salvado miles de vidas. A diferencia de quien por hambre –producto de la corrupción en sus diferentes modalidades-, para llevar a su familia robó dos latas de atún en una tienda de autoservicio; en este último caso únicamente se necesita marcar al 911 para que de inmediato se presente un comando fuertemente armado para detener al “peligroso” delincuente y que sea ingresado a la cárcel.
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