Luis Alberto Romero
Hora Cero
Este domingo 31 de diciembre se llevaron a efecto las ceremonias de entrega-recepción en los 212 ayuntamientos veracruzanos y excepto en el caso de Tamiahua, donde un grupo de pescadores pretendía impedir el evento protocolario, podríamos decir que no se registraron incidentes.
209 alcaldes veracruzanos y sus respectivos cuerpos edilicios rindieron protesta, incluyendo al de Úrsulo Galván, José Enrique Benítez Ávila, que por cuestiones de salud recibió el encargo en el hospital del IMSS en Veracruz.
Al igual que las nuevas administraciones locales, iniciaron funciones tres consejos municipales en los lugares en que fueron anuladas las elecciones de 2017: Emiliano Zapata, Sayula de Alemán y Camarón de Tejeda.
Hay que comentar que el primer contacto de la población con una figura de gobierno es, precisamente, el gobierno municipal, donde se resuelven, en teoría, los problemas de barrios, colonias y comunidades.
En teoría, porque en muchos casos los Ayuntamientos están integrados por ediles y funcionarios con poca preparación.
En el caso de muchos alcaldes, la falta de preparación y capacidad para gobernar, para cumplir las leyes y para plantear programas de gobierno los vuelve presas fáciles de quienes buscan convertir los presupuestos municipales en botín para engrosar la billetera personal.
En otros casos, la sindicatura y las regidurías de los ayuntamientos son producto de imposiciones desde los partidos en la capital de estado; y así, los dirigentes partidistas integran los cuerpos edilicios únicamente con criterios políticos, sin tomar en cuenta capacidad o escolaridad; por eso vemos a tanto regidor y síndico cuyo nivel de instrucción apenas alcanzaría para vender globos en las plazas públicas.
Por otro lado, la lucha de grupos que se presenta en el entorno estatal para lograr posiciones, secretarías y subsecretarías, direcciones y coordinaciones, se traslada también a los ayuntamientos, donde los alcaldes muchas veces seleccionan a compadres y amigos de la infancia para integrar los ayuntamientos, sin considerar capacidades y perfiles.
No es necesario hablar de los resultados de esa ecuación. Al final, es el ciudadano quien paga los platos rotos.
Vergüenzas en la entrega-recepción
En los próximos días, semanas y meses habremos de enterarnos del desaseo en que pudieron haber incurrido, en el manejo de los recursos, algunos alcaldes veracruzanos.
Veremos, de igual manera, el desfile de ex alcaldes por las instalaciones de Órgano de Fiscalización Superior del Estado, donde se desarrollarán las revisiones a la cuenta pública 2017.
Eso ocurrirá con el paso de las semanas y meses.
Sin embargo, de lo que fuimos testigos en los últimos días del año nos revela el grado de desinterés de las autoridades que se fueron en cuanto a servicios tan importantes para la población, como la recolección de basura.
Sobran los casos para el mal ejemplo: en Martínez de la Torre, el ayuntamiento local, encabezado por el priista y ex panista Rolando Olivares Ahumada, dejó en lamentables condiciones la cabecera y sus colonias: la basura invadió las calles y se acumuló en verdaderos cerros de desperdicios en la vía pública, lo que provocó el malestar de la población de ese lugar.
Algo parecido se observó en Coatepec, donde el ayuntamiento encabezado por el doctor Ricardo Palacios dejó sin el servicio a ese municipio desde 4 o 5 días antes de terminar el año.
Una pena, dado que el prestigio profesional del médico queda manchado por una gris actuación como sustituto de Roberto Pérez Moreno “Juanelo”. Coatepec es hoy ejemplo de una pésima administración municipal: los baches ya no caben en las calles; la basura campea; y el caos y el vacío de autoridad son evidentes. @luisromero85
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