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    Ricardo Vázquez Salazar

    Esfera Política

    Después de su visita, el aspirante José Antonio Meade y acompañantes regresaron a la CDMX más preocupados de lo que ya venían, por el desolador panorama político electoral que vieron en Veracruz. No es para menos. Pudieron constatar que acá en la aldea, la insistencia de los integrantes de ese instituto político de pretender hacerse los occisos del pasado, no les está redituando nada bueno. El propio Meade fue más sensato y consciente de la delicada situación al referirse sin titubear: “Javier Duarte nos traicionó con la corrupción… saldremos a dar la cara, es por ese Veracruz que saldremos a comprometernos”.

    En el Altiplano se comenta de la necesidad de emprender acciones urgentes, están contemplando encargar a un equipo de verdaderos estrategas el territorio jarocho. Saben que para darle dirección al priísmo veracruzano se requiere a alguien conozca las entrañas de la política, que tenga el tacto y la capacidad suficiente para encauzar al partido; no se necesita a  quien únicamente sepa fingir o hacer negocios en lo oscurito.

    Van siete ex gobernadores encarcelados, faltan nueve. Se encuentra en la mesa de discusiones otro tema que representa una exigencia de los veracruzanos: el de proceder en contra del gobernador que antecedió a Javier Duarte. A Fidel Herrera Beltrán puede llegarle la lumbre a los aparejos. La justicia federal podría sentarlo en el banquillo de los acusados, lo mismo a otros ex colaboradores, de él y de Duarte, sin importar que gocen de fuero en estos momentos. No están dispuestos a quedarse cruzados y sentarse a ver sucumbir al partido tricolor como el rival más débil.            

    En el centro están pensando en aplicar la justicia a otros responsables que provocaron el desastre de la última década en Veracruz. Paradójicamente acá la clase del tricolor se aferra a declararse víctimas; a plantear como una injusticia proceder en contra de los que saquearon las arcas estatales y provocaron demasiado daño a los veracruzanos.

    En la Ciudad de México, siete de los diez partidos firmaron el Pacto de Civilidad, que  establece mecanismos para garantizar el ejercicio de los derechos a la libre expresión, reunión y manifestación, así como el derecho a la información en actos públicos durante el proceso electoral en esa demarcación. En Veracruz las campañas serán de “no civilidad”, las condiciones así lo marcan. Se darán con todo; se percibirán carentes de propuestas de valor en mayor proporción; estarán centradas exclusivamente en el golpeteo. Será una guerra de lodo en las llamadas redes anti-sociales.

    Otra de las inquietudes en el CEN del PRI es que en Veracruz todo lo están centrando en el reproche de lo no alcanzado en un año, cuando lo que más pesa y ha dolido a los veracruzanos es la actitud de omisión, indiferencia y silencio que permitieron todo lo ocurrido durante  los pasados 12 años, por parte de los mismos actores políticos veracruzanos que el día de hoy se quejan, reclaman y exigen. En el pecado llevan la penitencia.

    En tiempos electorales ocurre algo curioso, es parte de la tradicional política mexicana. Únicamente en esta época se escuchan palabras tales como: humildad, preocupación, compromiso. Fuera de esta nunca más. Lo mismo sucede con las imágenes de aspirantes a un cargo de elección popular; se lucen junto a gente en condición de extrema pobreza, el “tierno y conmovedor” abrazo y beso. Todo esto conforma el escenario de los apasionados “Deseos de servir”, que contrastan con la insensibilidad e indolencia de los políticos en cualquier otra época, que no sea electoral.  

    En la mancillada y pisoteada democracia, después del fallido registro como aspirante a ocupar la titularidad de la Auditoría Superior de la Federación para el periodo 2018-2025, lo cual fue tomado como una vacilada de mal gusto, podrá a aparecer en las boletas electorales el ex contralor general en la administración del reo Javier Duarte. Todo apunta a que Iván López Fernández contenderá de nuevo en las elecciones extraordinarias por la alcaldía de Emiliano Zapata, como candidato in-dependiente -de Fidel y Duarte-. Es absurdo en extremo, que quien tuvo a su cargo una de las áreas que pudo haber detenido que llegaran al desfalco total de las finanzas públicas, así como de haber intervenido para evitar se continuara cometiendo crímenes de inocentes enfermos de cáncer en los hospitales, con la falsificación de medicamentos, de nueva cuenta haga el intento de apropiarse de una alcaldía.      

    Después de esto sólo falta ver si Dante Delgado, dueño del partido naranja, le va volver a levantar la mano a Pablo Anaya Rivera, como campeón, como su candidato a la diputación federal por Poza Rica. Anaya Rivera, ex secretario de Salud en el desgobierno duartista, otro de los mencionados de estar involucrados en la brutalidad cometida en cancerología, buscará la manera de contender por una curul federal, en la Cámara Baja o Alta. La duda es si serán capaces de aceptarlo en el “Frente Ciudadano”.   

    rvazquez002@yahoo.com.mx

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