Livia Díaz
Jornada Huasteca
Comenzaré diciendo que, cada año nos dimos cuenta de que fuimos ricos, aunque nos creíamos pobres. Que se puede ser más. Que sí, hay peor, aunque le prometimos a nuestros hijos e hijas, que no habría peor. Al fin y al cabo, aunque poco, eso se repartía entre todos. Pero, a qué este cuento en febrero del 2018. Es que, éramos tan pobres en Poza Rica, que amarrábamos a los perros con chorizo. Ahora, en un descuido nos venden chorizo elaborado con carnes de perro. Diciendo «que, la crisis está fuerte».
Afortunadamente tenemos cada esperanza. Cada día hay más personas diciendo que no estamos pobres sino que estamos buscando la riqueza, empecinados en la pobreza de los demás.
Me llegó así, de golpe y suena un poco complicado. Le explico. En lo personal tenía muchos años intentando entender, por qué me molesta que el capitalismo se haya vuelto tan salvaje, y la sociedad tan mediocre. Que los gobernantes se salvan a sí mismos y nos dejan a merced de las huestes. Y que no se respete a los propietarios en sus bienes, en sus derechos de hacer bienes y que la crisis de la posesión del objeto, tenga a muchos con las casas vacías, abandonadas, mientras otros están contando sus casas por docena.
Usted dirá que lo voy a decir porque pertenezco a los que no tenemos una casa, y no. Lo voy a decir porque últimamente se escucha con más frecuencia que «estamos tan ocupados en intentar volver pobres a los ricos, que nos olvidamos de obtener riqueza.»
Cito la Biblia, en donde hay un espacio para contar con que los creyentes van a propiciar que quien tenga riqueza la conserve, y al que vaya ganando algo, le ayude.
Quizá Usted no lo note ni lo tenga presente, pero allí en donde los medios masivos no tienen ninguna influencia en el individuo, la gente se asocia para sacar adelante a uno o para hundirlo.
En la Huasteca para que salga adelante, le dirían al amigo, o al vecino: «que le hagan el gasto».
Continuará…
@editorahuasteca
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