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    Felipe de Jesús Fernández Basilio

    Desde A Janela

     

     

    En la lista de los temas más referidos en las redes sociales ha destacado en la última semana la etiqueta #Fuera PGR y ésta se originó por la manera tan burda, descarada y sobre todo nada profesional con la que esta institución procuradora de justicia se condujo respecto a una investigación que lleva a cabo sobre actividades financieras del candidato de Frente Ciudadano a la presidencia de la República, ya que de manera amarillista y con toda la intención de incidir en las preferencias electorales del referido candidato, la PGR difundió su embrionaria investigación así como cuando el candidato acudió a ver de qué se trataba la misma, llegando al ridículo de centrar la cuestión en que si el candidato había o no insultado al funcionario que lo atendió.

    Y en reacción a aquello fue que se creó en la internet la etiqueta ya mencionada como una manifestación política de repudio al actuar de la Procuraduría General de Justicia de la República, ya que es un hecho notorio el que lo que la citada dependencia pretendió hacer fue meterse en el proceso electoral y no una investigación criminal en forma ya que si ese hubiese sido el fin su actuar hubiera sido muy diferente, es decir hubiera acopiado los datos de prueba y una vez establecida la posibilidad de la comisión de un delito entonces sí hubiera citado a Ricardo Anaya o hubiera pedido la imputación formal ante un Juez de Control y no solo pretender un escándalo mediático sin siquiera tener datos de prueba sólidos tal y como lo hizo.

    Para colmo de males, aparte de haber actuado de una manera impropia para una institución con su importancia para la vida nacional, la PGR salió a dar una explicación ridícula sobre su actuar arguyendo que era necesario dar a conocer esa información y que obró de acuerdo al marco legal, ya que le corresponde investigar la posible comisión de delitos federales.

    En efecto, la PGR tiene la obligación de investigar cualquier conducta que pudiera ser constitutiva de un delito federal y a la sociedad le interesa que así sea, pero también a la misma sociedad le interesa que esa investigación sea profesional, ajustada a derecho y en consecuencia efectiva y de ninguna manera que sea amarillista y sin sustento alguno, ya que éso es más propio de medios de comunicación de segunda que de la institución encargada de procurar justicia en la República.

    Este episodio fue una muestra de cómo con fines político-electorales la PGR pretendió inmiscuirse en el proceso electoral para tratar de meter en la contienda al candidato del PRI intentando desprestigiar a un candidato rival al que sienten que le pueden restar preferencias, ya que de investigaciones abiertas contra miembros del PRI o del Gobierno Federal no ha dicho nada y vaya que lleva más tiempo investigando esos casos.

    Ya que la PGR no ha podido localizar a César Duarte, ni tampoco ha dicho nada respecto de los escándalos de Odebrecht ni de la “Casa Blanca” de Peña ni de los presuntos desvíos que se les atribuyen a Meade y a Rosario Robles durante su paso por la administración pública ni tampoco de la defectuosa investigación de las acusaciones en contra de Javier Duarte ni mucho de las que se han hecho en contra de su esposa, entre otras muchas investigaciones que en ese tenor tiene abiertas y cuando se le cuestiona sobre ello, la institución se acoge al secreto de la investigación, lo cual no hizo en este caso.

    Pero no solo es en los asuntos de orden político en donde esta institución nos queda a deber, sino que también lo hace en muchos otros casos ordinarios en los cuales todavía sus fiscales siguen actuando como si estuvieran en el viejo sistema penal, el cual formal y afortunadamente está en vías de extinción, ya que hasta la fecha siguen embromando las carpetas de investigación en espera de recibir el internacionalmente conocido para vergüenza de nosotros como el “unto mexicano” o sea un vil soborno y digo que vergüenza porque hay muchas prácticas internacionalmente reconocidas como infamantes y que supuestamente son practicadas por el pueblo señalado como en materia de sexualidad lo es el llamado “vicio inglés o francés” denominado según quien de ellos haga el señalamiento ya que no hay que olvidar que esos pueblos han sido enemigos seculares; pero que a pesar de la carga moral que el asunto conlleva no es tan despreciable como lo es la compra-venta de justicia o de servicios públicos que a nosotros con mucha verdad se atribuye y de los cuales los funcionarios de la PGR todavía pretenden conseguir por medio de la intimidación sobre los investigados, más si se trata de delitos menores, como sobre los abogados de quinta que viven de ello y que temen al sistema acusatorio; ya que una de las formas de intimidación para pedir soborno practicada por los fiscales de la PGR es presumir el conocimiento que supuestamente tienen respecto al cambio en el proceso penal.

    Lo anteriormente descrito lo pueden corroborar cualquiera de Ustedes queridos lectores que hayan tenido el infortunio de ser perseguidos por la PGR por algún delito fiscal, administrativo o de vías de comunicación de poca monta y que ya dentro de la vigencia del sistema acusatorio hayan citados por la PGR para declarar al respecto y les puedo asegurar que con todos sus defectos la Fiscalía estatal brinda un trato mucho más profesional que la dependencia federal.

    Así que más allá de la coyuntura electoral es tiempo de exigir la profesionalización y depuración de la PGR y que si tanto en la escena política como en la ordinaria tiene que investigar conductas constitutivas de delito, que lo haga bien y sin amarillismos ya que ello conllevará a una mejor procuración de justicia y por ende a cumplir con lo que la sociedad espera de esa institución y mientras esto no suceda, tienen toda la razón los que se manifiestan diciendo ¡Fuera PGR!

     

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @fefebas

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