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    Salvador Muñoz

    No. No fue un nudo en la garganta, sino un mundo de recuerdos que se agolpaba en el pecho y hacían que una, dos y hasta tres veces, la voz pareciera quebrarse. No era pues el Gobernador quien se plantaba frente a sus ex compañeros, sus vecinos, sus maestros; era el hijo de una tierra que orgullosa, lo recibió con los brazos abiertos; era el hijo de una escuela que desde una ventana, atisbaba hacia un punto donde alguna vez hubo una fábrica con un vigilante severo; era el hijo de don Jesús y doña Chela, quienes en forma de ese mundo lleno de recuerdos, hacían que el corazón de Miguel Ángel Yunes Linares latiera con tanta fuerza, que hizo que una, dos y hasta tres veces, la voz pareciera quebrarse.

    II

    Llegó a inaugurar la remodelación integral de la escuela primaria José María Morelos y Pavón en Soledad de Doblado en su centenario de existencia, en medio de saludos, abrazos, recuerdos, tanto de señores de la tercera edad que lo recibían con gusto, como de sus ex compañeros que lo hacían expresar “¡la vieja guardia! ¡Acá estudiamos todos!” Y por supuesto, no podían faltar los oficios y cartas en sobres o folders los cuales, prometió atender una vez acabado el evento… por ahí se oyó una voz y se asomó una pancarta: “¡Usted prometió una clínica!”, y asentó con la cabeza. Una mujer, cabeza blanca, se abalanza sobre de él con un “¡Abrázame fuerte!” ¡y le cumplió!

    III

    Son 18 salones en total los remodelados… nuevos pupitres, nuevos pizarrones, aire acondicionado y hasta ventiladores; todo impermeabilizado, el patio perfecto, un asta bandera nueva y la instalación eléctrica totalmente cambiada… un salón con equipo de cómputo, una cancha de futbol, un área techada para los 700 alumnos del turno matutino y vespertino que acuden a la centenaria escuela.

    Entran a un primer salón y se siente la frescura… al pasar por otro, recuerda Miguel Ángel Yunes Linares exactamente dónde estaba su pupitre y en qué lado estaba el pizarrón. “¡Me sentaba en primera fila!”

    Pasan a otro salón. Toma a Fernando, a su hijo, y lo jala hacia una ventana. Un índice le señala algo… quizás aquella fábrica de don Jesús Yunes Faisal mientras El Gavilán, esa tienda que se resiste al paso del tiempo, los observa enfrente.

    Con ex compañeros

    La foto del recuerdo con ex compañeros de la primaria.

    IV

    Pasan a la cancha de futbol y de inmediato, el Gobernador se dirige al manchón penal y acomoda la pelota. Fernando, cual Agustín Marchesín, se planta en el arco… ¡y falla el penal! ¡Otra oportunidad! ¡Otra oportunidad! Y vuelve a colocar el balón ¡y dispara para reventar el esférico en las piernas de Fernando Yunes! ¡Se ríen! ¡Se abrazan!

    A lo lejos, se oye una banda de guerra. En la explanada, totalmente techada, esperan los niños y padres de familia. El micrófono es cedido a Fernando Yunes, no el alcalde, sino el hijo, quien breve y conciso, dice que su padre siempre platica de cómo la pasó en la Morelos; “tiene una memoria prodigiosa”, agrega, pues no sólo recuerda dónde se sentaba, sino quién estaba a su lado ¡y aún más! sabe en dónde, porqué, y hasta con quién se peleó, “porque antes los Yunes eran medio broncudos”; pero enfatiza Fernando que su padre guarda mucho cariño a su escuela, donde se empezó a educar; y está seguro que parte del porqué quería ser Gobernador, era para ayudar a Soledad, a su escuela, a los niños y niñas de este lugar, a que tengan un futuro mejor.

    Aunque es muy especial sin duda, el recuerdo que aquí, “a unos cuantos metros, estaba la fábrica de mi abuelo, que desde ahí lo veía y que seguramente ahora también te ve…”

    V

    Se plantó entonces Yunes Linares frente al micrófono. La emoción de estar allí, en ese edificio donde no sólo estudió su primaria, sino también la secundaria (por la tarde era la Marco Antonio Muñoz), se hizo patente con un nudo en la garganta cuando hizo extensivo el saludo a los niños, niñas, padres, maestros y a sus ex compañeros.

    Mucho cariño y afecto desplegó cuando se dirigió a su maestra de segundo año, Avelina; así como también para Chucho Rodríguez, maestro de cuarto año, quien en silla de ruedas, ahí estaba. Y como dijo Fernando Yunes, hizo alarde de esa buena memoria al citar a su maestra Ofelia, de primer grado; al profe Abelardo, de tercero; al maestro Marco Ramírez, de quinto; así como al profesor Miguel Ortigoza, de sexto. Aunque mención especial tuvo para la maestra Praxedis Lagunes, “¡la Cheves!, que nos ponía en orden a todos los estudiantes!”

    VI

    Ante ese mundo lleno de recuerdos entre ex compañeros y maestros, y una nueva generación de estudiantes, contó Yunes Linares su sueño de ser gobernador, lo que logró tras varias batallas y hoy más que nunca, está comprometido “en poner en alto el nombre de Soledad de Doblado, trabajando con honestidad; poner en alto la tierra donde yo nací, la tierra donde nació mi papá, la tierra donde están sepultados mi papá y mi mamá…” y entonces, cierra los ojos, aprieta la garganta y guarda un breve silencio, pero se sobrepone… y continúa: “la decisión de invertir en esta escuela, tiene un simbolismo muy importante que tiene que ver con la escuela donde estudié y me da muchísimo gusto como gobernador, haberla podido reconstruir, pero también es un mensaje de compromiso con las 23 mil escuelas que hay en Veracruz, un mensaje de aliento a maestros y padres de familia”.

    Además, hizo dos anuncios más allá del educativo que se plasma en la remodelación de su escuela primaria… a fin de mes, inaugura una clínica para Soledad de Doblado, y les recordó que ya está en reconstrucción la carretera Oluta-Soledad de Doblado; Soledad de Doblado-Camarón y de Camarón a Huatusco.

    VII

    Yunes Linares se ve agradecido con todos y cada uno de esos maestros que lo formaron… también con Lupita, la maestra que le enseñó a bailar sones jarochos. Por todos y cada uno de ellos fue que aprendió el amor a México y Veracruz, y por ello, “vengo como hijo de este pueblo, como hijo de esta escuela; hacemos un enorme esfuerzo para que Veracruz salga adelante; de que se sientan orgullosos de que Soledad de Doblado haya dado a Veracruz, un gobernador… espero ser un buen gobernador”; y desde ese lugar, quiso recordar “con todo el amor que les tendré siempre, a mis padres: a doña Chela y a don Jesús; aquí estudió mi papá también, mis tíos; acá está un amigo de mi padre, don Guillermo Naranjo, acá lo vi… como lo dijo Fernando, nada más cruzando la calle estaba la fábrica de mi padre, que estaba muy pendiente de todos nosotros, de entradas y salidas, que no nos fuéramos de pinta a la tienda de El Gavilán que sigue existiendo acá en la esquina. Cuidadito y me viera fuera de la escuela porque había reprimenda en la noche. Recuerdo con mucho cariño a don Chucho. Con mucho amor… lo perdí muy joven…” y el pecho vuelve a latir con tanta fuerza que la garganta se cierra por un momento. Vuelve a tomar la palabra: “Recuerdo con mucho cariño a doña Chela. Ellos fueron, con mis maestros, los que me formaron en la vida. Desde aquí, desde Soledad, les mando un beso a los dos”. Y se aleja de inmediato del micrófono… como si temiera que ese mundo de recuerdos se derramara por sus ojos.

    Con el maestro

    Flanqueado por alumnos y junto, el maestro Chucho Rodríguez

    smcainito@gmail.com

     

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