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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

     

     

    Mala experiencia he tenido con los changos… tendría como cinco años, cuando se instaló una feria en la alameda de Orizaba y el tío Beto nos llevó a Maru y a mí a los juegos mecánicos… al esperar turno para entrar a uno de ellos, algo me cogió por el cuello y al estilo clásico del “¡Óigame no!” sentí que me ahogaba. Lo único que alcancé a ver fue a un señor jalando a un Mono Araña mientras éste gritaba (el chango) con todas las intenciones de llevarse en su cola mi gaznate con él… por fin me liberaron y me preguntaba qué le había hecho a ese raro ser que distaba mucho de “Chita”, el único chango que para esos tiempos conocía.
    En la casa de la tía Tere Benítez, no tengo idea de cómo llegó un Mono Araña al corredor de su casa donde había en jaulas varias aves antes de llegar al patio. Calculo que tenía entre 10 y 14 años, yo, no el chango, pero cada vez que hacía mi aparición por ese corredor, ese tranquilo ser de cola larga empezaba a agitarse, a brincar de un lado a otro, y a hacer intentos desesperados con su cola por tratar de alcanzarme. ¿Recuerdan la escena de “Damian, la profecía”, cuando el niño va al Zoológico y los animales “se azotan” bien feo? Pues así me hacía sentir el “méndigo” mono, como si fuera el mismísimo hijo de Satanás.
    Les cuento esto porque me llama la atención cómo un mono capuchino es capaz de sacarnos de nuestra mono-tonía. Hablo del changuito ése que intentan atrapar en la Ciudad de México sin éxito pero que paradójicamente en las noticias y redes sociales, es un éxito total. ¿Cómo es posible esto? Tengo una idea tan simple pero sustentada en los estudios científicos de Charles Darwin: Descendemos del mono y la sangre llama… y pruebas, hay muchas:
    ANILÚ INGRAM: ¿Me va a negar que es una monada?
    JAVIER DUARTE: Resultó ser un hijo de la changada.
    YUNES LINARES: Cuando lo sacan de sus casillas ¿se engorila?
    COLUMNISTAS: ¿Se ha dado cuenta que muchos ya son mono-temáticos?
    HÉCTOR YUNES: Es Primate de Miguel Ángel
    PATRICIO CHIRINOS: Y su legendario grito de “¡Ay, mama-chita!”
    LÓPEZ OBRADOR: Si no conoce a Jaimico, ya no entendió el chiste.
    FIDEL HERRERA: ¿King Kong o Donkey Kong?
    DIPUTADOS: Monos sabios… eso porque algunos no ven, no oyen y no hablan…
    DUARTISTA: Tendríamos que equipararlo con Abu, el chango cleptómano de Aladdin
    PRIMOR: Cualquier ex priísta que esté en Morena puede ser un Ozaru (personaje de Gokú), esos saiyajines que en luna llena se transforman en changos más poderosos, siempre y cuando mantengan su cola.
    En fin… podríamos seguir con los ejemplos, y hasta referir que muchas ocasiones, la expresión “changuito” es despectiva al usarla como referencia hacia una persona: “el changuito ése”. También la utilizamos como interjección: “¡Changos!”, o la futbolera: “¡Toma chango tu banana!”
    Como sea, pero al menos en estos dos días, este mono capuchino llamó la atención del mundo no sólo por su presencia en los árboles de la Ciudad de México por la zona de Chapultepec, sino por el intenso operativo que se desató en pos de su captura infructuosa. La verdad es que ello fue como un remanso para lo que a partir de este viernes y los 90 días siguientes se ha de convertir nuestra vida cotidiana, ahora que inicien las campañas electorales los otros simios… que son lo mismio pero más baratio…

    smcainito@gmail.com

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