Brenda Caballero
Números Rojos
Una vez un varón me dijo: ¿Por qué escribes solamente que las mujeres sufren violencia política? ¿Sabías que a los hombres también nos violentan políticamente?
—Es verdad —le dije—. Tanto hombres como mujeres sufren violencia política, pero las condiciones en que se manifiesta es diferente.
—¿Cómo puede ser diferente? —Siguió diciéndome—. ¿No se supone que ya hay cuota de género, y por lo tanto, tienen las mismas oportunidades de llegar?
Después de varios minutos de discusión, pues él aseguraba que “así era la política y ése era el costo que se tenía que pagar” y después de varios ejemplos, entendió que la violencia política contra las mujeres es diferente, pues ésta busca impedir la participación de las mujeres por cuestiones de género, es decir, por ser mujeres. Esta situación es muy preocupante, y no solamente se presenta en Veracruz o en el país, sino en todo el mundo.
La violencia política contra las mujeres o también llamada violencia y acoso político contra las mujeres es un problema real que estamos viviendo y que afecta a la democracia, a los derechos humanos y por supuesto a la igualdad de género, pues además de ser un delito electoral, puede llegar a ser una ofensa criminal.
Aunque también se enfoca en las mujeres que trabajan en espacios gubernamentales, en esta ocasión nos enfocaremos a las candidatas, pues estamos en pleno proceso electoral.
Por desgracia, muchas mujeres son víctimas de ella, principalmente de sus dirigentes de partidos políticos, de las coaliciones que forman con otros partidos con los que hacen alianza y también de la sociedad en general; basta ver los comentarios en las redes sociales en donde no se critican sus propuestas ni su ideología partidista, sino a ellas como mujeres inmersas en la política, agrediéndolas, hostigándolas, coaccionándolas y hasta intimidándolas.
Para entender la diferencia entre la violencia hacia los políticos y la violencia política contra las mujeres, citaré a las investigadoras en el tema, Mona Lena Krook y Juliana Restrepo Sanín donde refieren que “violencia en la política” es un síntoma de altos índices de violencia en la sociedad con la “violencia contra las mujeres en la política”, que aunque tiene algunas características de la violencia contra los políticos, a ésta la influyen otros factores como autores, los espacios, motivaciones, tiempo y formas de violencia. Por ejemplo: la violencia hacia los políticos solamente se produce en espacios públicos, y puede ser por descalificaciones de sus opositores políticos, pero también sufrir violencia de delincuentes criminales.
En la violencia política contra las mujeres, aparte de que pueden sufrir lo mismo que los varones, también se extiende en los espacios privados que son seguros para los hombres, como sus oficinas, asambleas políticas, eventos oficiales, y hasta en sus casas por sus familiares. Y lo peor, después de las elecciones y si son ganadoras, al tomar protesta y ejercer el cargo, la siguen sufriendo.
En Yucatán, el Colectivo Mujeres Todas ha presentado un violentómetro electoral para estas elecciones 2018 entre lo que destaca:
SI PERMITES LA VIOLENCIA, SEGUIRÁ AUMENTANDO:
Cuestionar la capacidad económica para la campaña; que no te proporcionen los requisitos sobre los candidatos; que se burlen de tus aspiraciones políticas; descalificación antes de tiempo sin razón; negarte acceso a asambleas partidistas y dificultar el registro de la aspirante.
SI LA VIOLENCIA SE VUELVE MÁS AGRESIVA ES URGENTE PEDIR AYUDA Y DENUNCIAR:
No entregar o retardar constancias de vecindad y de militancia; descalificarte por ser mujer; ofrecerte dinero a cambio de tu renuncia; hostigar a tus simpatizantes; no te autoricen espacios públicos para promoverte; que amenacen tu seguridad y pongan en peligro tu vida y la de tu familia; agredirte físicamente; privación de la libertad; daño a tu propiedad, de tu familia o simpatizantes.
ES IMPORTANTE DENUNCIAR:
Pedirte firmar pactos de Unidad, sin defensa posterior; te exijan firmar por disciplina, y que no puedas impugnar resultados; que no te reconozcan tu activismo y militancia; descalificarte por defender temas sobre derechos sexuales y reproductivos; condicionarte apoyos por favores sexuales; campañas de rumores y ofensas en redes sociales; negar tu participación por tus preferencias sexuales.
Ahora bien, no todo acto violento contra una mujer política constituye violencia contra la mujer, ni los hombres son los únicos que pueden cometerla; también tenemos a mujeres que adoptan estereotipos patriarcales y que violentan a otras mujeres, sin embargo ante ella es necesario que las mujeres denuncien y no se queden calladas.
La solución contra la violencia política contra las mujeres no solamente debe de estar en el estado, sino también en la sociedad civil.
caballero_brenda@hotmail.com
@NumerosRojos_BC
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