Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde a Janela
En la última semana tuvimos una de las noticias más relevantes que en mucho tiempo se hayan tenido y esta consistió en el paro que los médicos convocaron para apoyar a un colega que en Oaxaca cayó preso acusado del homicidio doloso de un menor que fuera su paciente y en verdad digo que es una noticia relevante ya que tanto la acción que le dio origen como la reacción que hubo a la primera, cuestionan tanto a nuestra realidad social como jurídica al poner el dedo en la llaga en la sobreprotección legaloide (no puede llamarse legal) que damos a casi todos los sectores que consideramos desprotegidos por sobre la lógica que guía nuestro actuar.
Veamos el caso, el día 27 de noviembre de 2017 un niño de tres años es operado de emergencia en un hospital de Oaxaca debido a una fractura en el codo y muere debido a una complicación quirúrgica debido a una bronco aspiración o a una reacción alérgica a un medicamento dependiendo la fuente que se consulte, situación que además se encuentra subjudice, es decir sujeta a proceso penal tras el cual se sabrá la verdad legal del asunto, mas en nada afecta a la reflexión que haremos en esta ocasión, ya que la misma deriva en el grado de responsabilidad criminal que se le pretende atribuir al médico responsable y no en su culpabilidad o inocencia, la cual les tocará determinar a los jueces y magistrados que conozcan del caso.
Sin embargo, lo que aquí nos ocupa es el hecho de que el galeno fue ingresado a prisión, aunque sea por una semana, acusado de homicidio doloso cometido en contra del menor referido y es ahí en donde se desafía toda la lógica que debe de privar no solo en el enjuiciamiento criminal sino en todo el quehacer humano, ya que sin inculpar o exculpar al médico en lo que respecta a si cometió algún delito, lo que sí podemos afirmar es que en ningún caso fue como la fiscalía oaxaqueña se lo quiso atribuir.
Para abordar mejor el asunto tenemos que ver lo que es la medicina y lo que es el homicidio doloso y luego tratar de empatarlos para demostrar que es ilógico lo que se le atribuyó al médico en cuestión y la razón que tienen sus colegas en pedir que no sean criminalizados por su trabajo.
Bien, la medicina es la profesión más noble a la que una persona se puede dedicar, ya que es la que se encarga tanto de prevenir como curar cualquier alteración a la salud, entiéndase por ello enfermedades o heridas pero para ello quien toma esa profesión como modo de vida sacrifica muchas horas de su vida en el estudio de la medicina y ciencias que le son auxiliares así como a la práctica de los conocimientos que va adquiriendo en internados prolongados en instituciones de salud, ya que las exigencias para poder practicar esa carrera son muy altas debido a la importancia de su objeto, el cual es nada más y nada menos que la vida y la salud de las personas, los bienes más preciados que tenemos.
Por otra parte, el homicidio doloso es el privar de la vida a otra persona de manera intencional, es decir deseando hacerlo y por ende preparar voluntariamente todos los actos necesarios para conseguir tal fin, ya que como quedó dicho la muerte de otra persona es el objetivo anhelado por quien lo lleva a cabo.
Y es aquí en donde cabe preguntar si ¿es posible de acuerdo a la lógica que alguien que ha dedicado su vida a preservar la vida y la salud de los demás, tuvo el deseo de matar a un paciente, al que además ni siquiera conocía previo a la operación que de emergencia le practicó?
La respuesta a todas luces es no, no es lógicamente posible que el galeno haya deseado matar a un paciente, ya que su profesión está encaminada a lo contrario y además ni siquiera lo conocía previo al evento.
Lo que sí puede haber es negligencia o sea no haber tomado las medidas necesarias para llevar a cabo la operación, lo que sería un delito diferente al que le imputaban o bien puede ser que se haya presentado una reacción alergénica por parte del paciente a alguno de los medicamentos que se le administraron y que como consecuencia le haya provocado la muerte y este último supuesto ni siquiera es delictivo, ya que generalmente las alergias se descubren cuando ya se ha administrado la sustancia que la provoca y no hay otra manera de saber su existencia.
Por esa razón podemos concluir que las protestas que en la semana pasada enderezaron los médicos tienen razón de ser, ya que es justo que exijan que no se les criminalice por el ejercicio de su profesión y que además la misma es llevada a cabo por seres humanos y por lo mismo no está exenta de la comisión de errores por parte de quienes la practican.
Siendo diferente si esos errores fueron previsibles o no, ya que si lo fueron se puede hablar de un delito y si no lo fueron, no hay delito que perseguir, pero en ninguno de ambos casos se trata de la comisión de un homicidio doloso.
Por lo tanto, desde este espacio me uno a los médicos protestantes y respaldo su postura de que “son médicos, no asesinos”. felfebas@gmail.com
Twitter: @fefebas
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