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    Felipe de Jesús Fernández Basilio

    Desde a janela

     

     

    El pasado tres de mayo se celebró el día internacional de la libertad de expresión y ese acontecimiento nos invita a hacer una reflexión acerca de lo que ésta significa y de los retos que de confirmarse las tendencias electorales pudiera enfrentar en el futuro cercano de nuestro país.

    En primer lugar, es necesario conocer y entender lo que es la libertad de expresión y cómo se encuentra protegida por nuestro marco jurídico y para ello es necesario remontarnos al concepto de democracia, el cual siguiendo a Aristóteles (Aristotelis en griego) es aquella forma de gobierno en la que en la totalidad el pueblo reside la soberanía del Estado y la misma tiene una doble acepción, ya que por una parte significa que el pueblo es el soberano y designa tanto a sus autoridades como a sus representantes periódicamente y éstos gobiernan en su nombre durante su mandato y con arreglo a las facultades que la constitución les confiere y por la otra significa que los individuos tienen tanto la facultad de hacerse oír a través de sus representantes como una serie de derechos que son estrictamente individuales y oponibles a la autoridad del Estado.

    Entre ellos se encuentra el derecho a la libertad de expresión, el cual consiste en la facultad que todo individuo tiene para manifestar tanto sus ideas en general como sus opiniones particulares en el tema que deseé y con la única limitación de que con las mismas no dañen de forma directa a un tercero y esto se encuentra tutelado por los artículos 6º y 7º de la Constitución Mexicana, los cuales enuncian en qué consiste la libertad de expresión en el caso del primero y cómo se protege la misma cuando se difunde a través de la escritura en el caso del segundo y digo de la escritura, porque hoy en día la manifestación de las ideas no solo se plasma por medio de la prensa escrita sino que se hace a través de las plataformas digitales y éstas últimas ya tienen una amplia ventaja en el mercado sobre los clásicos periódicos impresos, lo cual deja como un arcaísmo la expresión de libertad de prensa.

    Siendo que los casos de las publicaciones escritas revisten una especial importancia, porque a pesar de que existen otros medios de difusión de las ideas como lo son la radio y la televisión, es por medio de la escritura como se plasman las ideas más fijas y contundentes respecto a cualquier tema, ya que su propia naturaleza permite profundizar en el tema tratado.

    Ahora veremos cómo se encuentra la libertad de expresión hoy por hoy en nuestro país y si tuviera que darle una calificación del 1 al 10 le daría un 8, ya que en general goza de cabal salud y muestra de ello es que en los medios de comunicación pululan (entre ellos esta columna) infinidad de escritos en los cuales se vierten todo tipo de críticas y opiniones respecto a los gobernantes, sean éstos del signo político que sean y no hay prácticamente ningún tipo de censura o descalificación al respecto por parte de las autoridades aludidas, salvo en pocas ocasiones y éstas generalmente se quedan en las palabras, ya que al tratarse de figuras públicas es muy difícil que judicialmente les prospere alguna acción, que además hoy en día es solo civil y de ninguna manera penal, lo cual sin duda alguna es un gran avance en la materia.

    Sin embargo estas libertades pueden ser puestas a prueba en caso de que López Obrador gane las elecciones, ya que está más que visto que se trata de una persona intolerante que no soporta a quienes lo critican o simplemente lo contradicen en algo y muestra de ello ha sido que siempre descalifica con insultos tanto a sus adversarios como a los grupos sociales que no lo apoyan, lo cual también hacen sus “fieles”, ya que sus seguidores creen en él con religiosidad y no con razones, para lo cual basta ver la agresividad con la que éstos se conducen en las redes sociales.

    Siendo una de las características de su movimiento el de polarizar a la sociedad diciendo que él es el “salvador” del país y los que le siguen son los “buenos” y los que se oponen a él son la “encarnación del mal” e incluso en la época que gobernó la Ciudad de México evitaba toda clase de negociación política con la Asamblea Legislativa y gobernaba por medio de “Bandos”, es decir hasta donde podía no daba cuentas a ningún otro poder.

    Siendo el anterior un ejemplo de su estilo de gobernar, el cual es muy similar al de los dictadores latinoamericanos, ya que ellos gobiernan como él lo hizo sin rendir cuentas a nadie y se sostienen debido a la polarización de la sociedad y teniendo a “fieles” en lugar de seguidores, quienes se encargan de reprimir a cualquiera que ose contradecir al “salvador tropical”, fieles que son encantados por medio de mitos nacionalistas como los que López pregona.

    Ahí está el reto que la libertad de expresión puede tener en el futuro, ya que un régimen contrario a la democracia y a los equilibrios constitucionales siempre va a tratar de coartar las libertades individuales y ello de ninguna manera es bueno para cualquier sociedad, ya que la libertad de expresión aparte de ser un derecho humano que no debe de ser vulnerado también si se ejerce con crítica constructiva ayuda a mejorar a quien es el objeto de ella.

    Por ello es necesario cultivar y preservar la libertad de expresión, un derecho que ahorita damos por sentado pero que puede quedar en riesgo en un futuro y que de ser así podríamos lamentarlo.

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @fefebas

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