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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

     

     

    El PRI llegó hasta donde tenía que llegar: hasta el fondo. Muy independiente de que si hubo traiciones, deslealtad, trapecistas por conveniencia o cualquier otra forma propia del ser humano y político, el desenlace del PRI era inevitable por circunstancias totalmente naturales en su vida política… se nace, se crece, se reproduce y se pierde.

    Se pudiera decir eufemísticamente que es el precio de la democracia, pero también el PRI pagó el precio de no entender desde aquel 1998, el valor de la transición, y en el 2000, el capitalizar ser oposición.

    Bueno, mucho de lo primero quizás tuvo intentos o probadas de alternancia con algunos gobiernos municipales y estatales de la izquierda o del PAN para darle a nuestro país ese tinte de “democracia” que desde el exterior, sin decirlo, se reclamaba.

    Mucho de lo segundo, a partir del 2000, se evidenció al no entender ser oposición durante una docena de años, y responsabilidad de ello tuvieron esos gobernadores del PRI que en lugar de ser institucionales, optaron por los virreinatos. Lejos de entender la alternancia, se llenaron de eso que en Veracruz se acuñó como “la plenitud del pinche poder” proseguido del “merezco abundancia”.

    En pocas palabras, realmente el PRI nunca entendió su papel de oposición y fueron doce años tirados a la basura.

    Si a lo político le sumamos el papel que a mediados de lo que llevamos de este siglo tienen las redes sociales, las alertas rojas del PRI debieron estar en permanente parpadeo con todo y alarma sonar.

    Es cierto… perdieron la presidencia de la República; y acá en Veracruz caen ya en un tercer lugar con cero triunfos, y aunque no lo crea el mismo partido, pudo haber estado peor… ¡en serio! Sólo por citar un ejemplo: ¿qué partido político asumió el poder y se mantiene en el cuarto lugar de las preferencias con un raquítico voto que no llega ni a una quinta parte de lo logrado por el PAN por sí solo? El PRD. ¿Cuántos no festinaron la posibilidad de que desapareciera el Sol Azteca? ¡Muchos! Y ahí lo ven, como si ni sufriera ni se acongojara… no como en el PRI, que ya algunos piden la cabeza de Américo, que ya algunos piensan en crear un nuevo partido alterno al suyo, que ya algunos quieren expulsar a quien sea, que ya algunos…

    Lo que se espera es que en esta última elección, el PRI haya perdido el último suspiro de soberbia que le quedaba y se acepte como lo que será a partir de ya: oposición al sistema que gobierna. Para ello tiene que dejar de lado el paradigma de Gobierno que presumía hace poco: “nosotros sabemos hacerlo”, algo que a la sociedad ya no le importa.

    Vivimos tiempos de cambios… el PRI es seguro que no va a desaparecer (si él quiere) y más allá de buscar culpables de su derrota natural, debería de empezar a generar estrategias con lo que tiene en este momento; con lo que tendrá en el Congreso, en San Lázaro; en preparar cuadros… no para alcanzar el poder, sino para ir conformando de aquí a tres o seis años, una verdadera opción de cambio.

     

    smcainito@gmail.com

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