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    Naldy Rodríguez

    Transparencia 3.0

    Un terremoto eclesiástico sacude a Pensilvania”, así inició Antonia Laborde su nota periodística publicada en El País sobre el informe en el que se expone que 300 sacerdotes de ese estado americano abusaron de niñas y niños durante las últimas siete décadas. Fueron más de mil víctimas infantiles con el encubrimiento sistemático de altos funcionarios de la iglesia católica.

    Hace siete años una investigación del periódico Boston Globe también reveló los actos de pederastia cometidos por decenas de sacerdotes de la diócesis de Massachusetts durante varias décadas.

    En México, los curas también han estado envueltos en escándalos de pederastia, pero han gozado siempre de protección y por lo tanto los casos han quedado impunes.

    Como si el informe de Pensilvania fuera cosa menor,el nuevo cardenal mexicano Sergio Obeso Rivera tuvo una desafortunada declaración: «Son acusaciones que se hacen, que en algunos casos son ciertas,pero mal de muchos consuelo de tontos”.

    Pero además el obispo emérito de la Arquidiócesis de Xalapa señaló que “a veces quien los acusa (a los curas pederastas), debería tener tantita pena, porque suelen tener una cola que les pisen muy larga».

    Para quienes son católicos, después del hogar, el lugar más seguro podría ser la iglesia. Pero ese espacio donde puedes ir a calmar los demonios internos y escuchar la palabra de Dios, se ha convertido en el infierno para niñas y niños.

    Por supuesto que los menores de edad no están seguros en la iglesia, tampoco en la calle o espacios públicos, y muchas veces ni en el hogar. La maldad del hombre alcanza a los más indefensos.

    En uno de sus más recientes informes, la asociación civil Idheas alertó que en los últimos años se ha dado un incremento de casos de desaparición de adolescentes y niñas en entidades federativas como el Estado de México, Jalisco y Veracruz.

    Señaló que –de acuerdo con el RNPED- 8 mil 988 mujeres están oficialmente desaparecidas en México, incluido 3,675 niñas y adolescentes.

    En un solo año, 500 niñas de 10 a 14 años de edad se convirtieron en madres en el estado de Veracruz y lo más triste es que en la mayoría de los casos fue producto de una violación. Se trata de cifras del año 2015 que obtuvieron Organizaciones No Gubernamentales.

    Después de esa fecha, dijeron, no se ha querido hacer pública la información sobre embarazos y alumbramientos de menores de edad.

    Adoptar medidas de prevención y no repetición son necesarias para evitar que se produzcan más casos de violación sexual, trata o desaparición. Pero antes es necesario visiblizar el problema para poder atacarlo, ponerle nombre y exponerlo.

    ¿Dónde jugarán los niños?, se preguntan muchos padres de familia.

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    El bien y el mal no existen en si mismos, y cada uno de ellos es solo la ausencia del otro”.

    José Saramago

    El Evangelio según Jesucristo

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