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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    No entendí muy bien a la mujer la primera vez que me lo dijo… escuché algo así de que si no sabía qué había pasado en el barrio donde vivimos porque alguien le comentó de que había patrullas y hasta de la Marina o Fuerza Civil… estaba metido escuchando una grabación y aparte aletargado por el cansancio que se me acumuló el fin de semana. Como pude, me metí al grupo de Whatsapp vecinal para ver si había algo… no, no creo que ese movimiento policiaco que me contaba la Mujer, fuera por la falta de agua, que se ha convertido en la queja más recurrente en el vecindario. Le dije que no había nada. Seguí mi trabajo y a los pocos minutos, la información fluía: un joven había golpeado a su mujer y a su esposa. Al llamado de auxilio, éste se refugió en una recámara y de allí, ya no lo pudieron sacar.

    A la Mujer le platicaron que no es la primera vez que el joven, cuando ingiere alcohol, agrede a su madre y esposa. La sentencia, a la ligera que le hice a mi esposa, la solté con frialdad: “estamos en la antesala de un feminicidio”.

    En Veracruz, hay más de 300 mujeres purgando pena por haber asesinado a su pareja. De acuerdo a la Asociación Civil Mujeres Transformando Vidas, de la que es integrante la maestra Maricarmen Rizo, en su mayoría, actuaron en defensa propia o quizás, motivadas tras haber sufrido años de maltrato y violencia.

    Por lo regular, cuando se da ya sea el homicidio o feminicidio, hubo un antecedente.

    Claro, esto no sólo se da en matrimonios o noviazgos…

    Hace años seguí el caso del hijo de un político que conoció a una jovencita. Él la trató de impresionar visitándola en una limusina, después en otro carro de lujo y así… pero ella lo rechazó y allí inició la pesadilla, porque las paredes de la casa de la joven eran grafiteadas con insultos y amenazas hasta que se procedió a la denuncia. El joven se fue de la ciudad y al menos en este caso, paró el acoso.

    Este sentido de propiedad del caso anterior, se da tanto en la mente de un obsesionado con una amiga, una conocida, un familiar, como con una pareja o ex pareja.

    Es seguro que usted conozca a una joven que haya sufrido de ello; peor aún: que usted sepa de un varón que atosigue a una dama creyendo que “sigue siendo suya”.

    Tanto el primer caso como el segundo, así como estos dos últimos ejemplos, me recuerdan a Centauro… no, no vayan a pensar que me refiero al empresario de Seguridad Privada que aunque me aseguran que no, otros afirman que sí quiere ser el titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública en la próxima administración…

    Me refiero a la metáfora que adquiere el ser mitológico entre los griegos, que lo empleaban para enaltecer su civilidad ante el barbarismo de los mitad hombre y mitad caballo. ¿Sí se sabe la leyenda? Se la cuento de rapidito:

    En la boda de Pirítoo con Hipodamía, el primero tuvo la cortesía de invitar a sus parientes, los centauros, a la boda. Al correr la comida y el vino, se desató la verdadera personalidad de los seres míticos y trataron de raptar tanto a la novia como a las invitadas. Teseo, amigo de Pirítoo, quien también fue convidado a la fiesta, encabezó la pelea contra los centauros, que fueron vencidos y desalojados de la pachanga.

    Deseamos la Mujer y yo que haya una denuncia en contra de ese joven que golpeó a su esposa y madre… aunque después de haber leído a Maricarmen Rizo de la AC Mujeres Transformando Vidas, recuerdo que los vecinos tienen un bebé… y a la frase que le solté a la mujer de que “estamos en la antesala de un feminicidio”… en una de ésas podría agregarle “o un homicidio”…

     

    smcainito@gmail.com

     

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