Salvador Muñoz
Los Políticos
Me gustan estas fechas porque me siento como gobernador de Cuarta… de Cuarta Transformación. Todos los días parecen de “Sabadaba”… aunque tenga trabajo.
Dejo muchos temas políticos en el tintero y prefiero emocionarme viendo el video de un niño portero, gordito, que se convierte en el héroe de su equipo al detener unos penales. Recuerdo al Borrego, Juan Carlos, en el kínder… de nuestra pequeña flota de amigos, era el gordito pero eso pasó a la historia cuando entramos a primaria y conocimos a Gilberto, otro más gordito que sabía aplicar su sobrepeso en nosotros para someternos, pero sin llegar a ser gandalla.
Luego llegó “Pelé”, sí, “Pelé”, un gordito negro cuyo nombre pasó a la ignominia cuando la maestra le dijo que se parecía al astro brasileño… ¡Huy! Eso hubiera ocurrido en estos días, la maestra sería juzgada por racismo pues el único parecido que le veíamos a nuestro “Pelé”, era el color, porque ni siquiera era bueno para el fut. ¿Y qué les pasa a los gorditos que no son buenos para el fut? ¡Se van a la portería!
En la secundaria tuvimos a Aburto… mala suerte tuvo con su apellido porque se lo cambiamos por “Aborto”, pero era buen tipo. Sí, había más gorditos pero en otros salones, pero en el grupo A teníamos a Aburto quien como todo buen gordito que se precie de serlo, aguantó la carrilla con nuestras bromas ¡ah! ¡claro! y de vez en cuando ¡era nuestro portero!
En la cuadra de la casa, estaba Liborio, hermano de Adrián, quienes me enseñaron a jugar béisbol cuando todo mi mundo infantil giraba en torno al futbol.
Liborio y Adrián me recordaban a los célebres hermanos Takeshi y Kogi, del programa setentero “Señorita Cometa”. Contrario a nuestra fiel costumbre de mandar a los gorditos a la portería, Liborio se desenvolvía mejor en el terreno de juego pateando el balón por una razón simple: era un gordo de gran tamaño, gigantón, pero noble que sabía utilizar su corpulencia en la disputa por el gol… aunque era más ducho en la cancha Cocolapam jugando basquetbol.
En esa palomilla de amigos igual estaba Manolo, otro gordito que si bien era buen tipo, su adolescencia se vio envuelta por el fenómeno de una película que en su momento, transformó a los chavos de la Pluviosilla: “The Warriors” o “Los Guerreros”.
A lo mejor recuerdo mal, pero creo que en dicha película, hay un personaje que llaman “Terror” y es un gordito que dista mucho de ser simpático y agradable como los que he citado en párrafos anteriores. Creo que un día de éstos tendré que volver a ver dicha película para corroborar el dato.
Pero les decía que en Manolo como en muchos otros amigos, “The Warriors” fue una gran influencia (negativa) en su comportamiento. Empezó a vestir con pantalones de cuero y camisetas claras; con una banda en la cabeza, a fumar y alguna ocasión nos mostró “la técnica” para arrancarle la antena a un carro, misma que a la vez serviría como arma (tipo fuete) en caso de trifulca entre pandillas.
En esos años, vivíamos nuestra adolescencia y algunos empezábamos a crecer y Manolo no fue la excepción: se estiró, pero era raro ver a un “pandillero” con la panza caída. No perdió la panza.
En la Prepa tuvimos a “Lobo”, un bonachón sujeto que fácil superaba el 1.80 y nunca comprendí el porqué Lobo y no Oso, porque eso parecía: ¡un enorme oso! Y adivinen qué posición jugaba en el equipo de la Prepa: ¡era Portero! ¡y uno de los más chingones! No hacía vuelos espectaculares… su secreto era la perfecta ubicación bajo los tres palos.
En el “Prope” o Propedéutico, para los partidos de fut-sal, estaba Nachito, un gordito cuyos padres tenían un restaurante cerca del Teatro Ignacio de la Llave. A Nachito no le gustaba tanto el fut como el micrófono, pues tenía un vozarrón de locutor increíble.
En la Facultad de Letras conocí a Guevara, que igual se la rifaba en la portería y sí, era gordito.
Tras dejar la Universidad, igual dejé el fut y es hasta con Alejandro Montano y Tomás Mundo Arriasa que descubro que uno de mis reporteros de deportes favorito, Fernando Fernández Hernández, era un enorme portero defendiendo a la escuadra de reporteros en los encuentros de futbol que algunas veces organizaba Tránsito del Estado. Sí, Fer es un oso pero que a diferencia de Lobo, gustaba de los vuelos y estiradas que hacían más espectaculares sus atajadas…
Les digo que por estos días me siento como Gobernador de Cuarta… de Cuarta Transformación y me da por vivir como si hoy fuera “Sabadaba”, por lo que tengo que guardarme los temas políticos en el tintero, como el pensar que Erik Cisneros Burgos está cerca del personaje ése que recuerdo de la película de “The Warriors”, y lejano a cualquiera de mis simpáticos y audaces amigos gorditos que se la rifaron en una portería. Luego les contaré el porqué… mientras, déjenme disfrutar mi “Sabadaba” eterno, como si fuera Gobernador.
smcainito@gmail.com
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