Salvador Muñoz
Los Políticos
Dicen que en Política, no hay pelón que sea pendejo; no hay gordo que no sea chistoso; y negro que no sea pillo.
Así dice el “aforismo político”, no lo digo yo… en pocas palabras, no tengo nada contra calvos, obesos o negros. Aclaro porque luego la gente anda medio sensible, como hace años, alguna ocasión, me precisaba un político peso pesado que había gente que era obesa por problemas de tiroides y no por hábitos alimenticios… ¡nunca entendí de su comentario y es seguro que tampoco él de mi sarcasmo!
Así como ese “aforismo”, hay un chorro, por ejemplo, uno que me decía Yayo Gutiérrez cuando veía a Jorge Uscanga Escobar: No hay chaparro jorobado. ¡Y es cierto! en esos locos devaneos que me brindaba hablando de música, escritores, cine y otras cositas, concluíamos que mantener la espalda erguida por parte de los chaparritos, era una forma como de intentar verse más alto… o alcanzar más altura…
Hay otro que dice más o menos así: es más proclive el político a decir tonterías que a hacerlas pero en ambas, es malo el resultado. Me recuerda el triste episodio de la diputada Ana Miriam Ferráez… ¿cómo que cuál episodio? ¡el que usted quiera! recuerden que si hay algo peor que decir y hacer tonterías, ¡es repetirlas!
Me gustan los “aforismos artísticos”… esos que dicen así: “La política es el arte de…”, como por ejemplo, “encontrar un culpable a tus errores”. ¿Quién dijo que el alcalde de Xalapa era un neófito en la política? La última perla que produjo es decir que todos los problemas que hay con respecto al tema de Seguridad en la capital veracruzana, son por culpa del anterior titular de Seguridad Ciudadana, Julio César Sánchez Amaya, pero ahora que llegó “Pancho Villa” ¿por qué seguimos sin ver resultados? o mejor aún: ¿por qué seguimos sin ver las patrullas que están en el estacionamiento del Registro Civil de esta ciudad, sin ocuparse? ¡Ah, ya! es porque se está volviendo a empezar de cero…
En una ocasión, platicando la anécdota que tuve con Enrique Ramos Rodríguez, ex dirigente de la CTM (+), cuando pidió un coñac, en cuanto lo tuvo en sus manos dijo: “¡Sudor de obrero!” y acto seguido brindó, un internauta estaba indignado de que platicara con quién había estado en la mesa… creo que a veces muchos no entienden que uno se puede sentar a la mesa con un Fidel Herrera Beltrán (la primera fue en La Parroquia que estaba en Avila Camacho); con un Javier Duarte de Ochoa (en La Estancia de los Tecajetes); con un Miguel Ángel Yunes Linares (en un restaurante de Coatepec cuyo nombre no recuerdo); hasta con un Cuitláhuac García Jiménez (en El Asadero de Maestros Veracruzanos), siempre respetando la premisa de Groucho Marx: “Yo sólo me siento en la mesa de un político… ¡si paga él!”
(Por cierto, tuve que interrumpir un poco la columna, porque la Mujer y yo fuimos a un rinconcito de Poza Rica en Xalapa a degustar la comida huasteca de La Cabañita de Poza, del amigo Yarid Christfield, pero de eso, mañana les cuento)
Aunque en realidad, el “aforismo” que convoca a escribir estas líneas, es el primero: “en Política, no hay pelón que sea pendejo; no hay gordo que no sea chistoso; y negro que no sea pillo”. A estas alturas del partido, hay un personaje que por la descripción física (calvo, obeso y negrito), pudiera encajar a la perfección pero por las cualidades no: Eric Cisneros Burgos… o al menos yo, en una, la aseguro: no es gracioso… de otra, creo que la percepción de quienes gustan de comentar la política, es muy clara; faltaría ver si no cumple con la última.
smcainito@gmail.com
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