Destacado

    Felipe de Jesús Fernández Basilio

    Desde a Janela

    En días recientes murió George Mendonsa, una persona de quien desconocemos prácticamente toda su vida y obra pero que quedó inmortalizado en una fotografía en la que aparece vestido con uniforme de marinero besando a una enfermera en pleno Times Square de Nueva York, fotografía que fue publicada por la revista estadounidense Life y que fuera tomada el día 14 de agosto de 1945 cuando la población de Nueva York salió a celebrar por la rendición incondicional del Imperio del Japón y con ello el fin de la segunda guerra mundial.

    Y efectivamente no faltaban motivos para celebrar, puesto que terminaba una contienda que costó muchas vidas tanto de militares como de civiles, así como incalculables pérdidas materiales en prácticamente todos los países que en ella participaron y que para colmo fue por mucho la guerra más destructiva que se había librado debido a lo avanzada que se encontraba la tecnología militar.

    También el final de ese conflicto de alguna manera significó la esperanza para un mundo que se encontraba cansado de la guerra, pues no debemos olvidar que se había peleado por treinta y un años debido a que todo comenzó en 1914, y de ahí que dos generaciones consecutivas vivieron bajo los horrores y los traumas de la guerra y la rendición japonesa marcó el final de todo eso y la posibilidad de vivir en paz durante muchos años.

    Cosa que por cierto hasta la fecha se ha logrado, ya que si bien en apenas cinco años se llevó a cabo la guerra de Corea y después la de Vietnam, las dos guerras de Afganistán (rusa y americana), las dos del Golfo Pérsico, Chechenia y muchas otras; lo cierto es que hasta la fecha se ha evitado volver un conflicto de las dimensiones de los dos que marcaron la primera mitad del siglo pasado.

    Mas volviendo a la foto que en esta ocasión nos ocupa, les cuento que el marinero del que hablamos al principio precisamente peleaba en la guerra del pacífico y al momento de la rendición japonesa se encontraba de permiso en su país y al momento de enterarse de que la guerra había terminado y que por consiguiente no iba a tener que volver al infierno que era el asaltar cada una de las islas y que parecía que iba a ser peor, ya que lo único que quedaba era la invasión del archipiélago japonés y lógicamente se esperaba una resistencia mucho mayor a cualquiera de las que antes habían visto, ya que no hay que dejar de lado las particularidades de los japoneses en aquella guerra, tales como resistencia hasta el final y ataques suicidas, las cuales iban a aumentar al tener que defender el suelo patrio.

    Pues debido ello es que el marino Mendonsa entró en un episodio de euforia y besó a la enfermera en la fotografía por la cual fue inmortalizado y a decir del fotógrafo de la revista Life  Alfred Eisenstadt, que fue quien tomó la foto, fue una mera casualidad que tomara dicha placa, ya que se encontraba recorriendo a la multitud para buscar material para hacer un reportaje sobre el día de la victoria  y hasta el momento no encontraba una foto que le gustara, mas de repente vio un que alguien agarraba un bulto blanco y volteó, viendo al marino besando a la enfermera.

    Mas esos no son los únicos simbolismos de la imagen ya que si seguimos lo que se sabe acerca de la otra protagonista, tenemos que se trata de Greta Zimmer Friedman una asistente de un dentista que se encontraba en su trabajo cuando se enteró por medio del radio del final de la guerra y salió a la calle para celebrar.

    Mas por su nombre nos damos cuenta de su marcada ascendencia alemana, país que fue derrotado en la guerra, además de que se sabe que había nacido en Austria y era exiliada por la persecución que la dictadura Nacional-Socialista emprendió en contra de los judíos y que sus padres murieron en el holocausto y que nunca volvió a ver a sus hermanos.

    Pues esta es la historia que se encuentra detrás de una de las fotografías de prensa más famosas que se han publicado y que curiosamente dentro del anonimato de sus protagonistas encontramos historias que de alguna manera reflejan el contenido de la imagen, ya que es una coincidencia el que el marino efusivo porque ya no volverá a la guerra besa a la enfermera que era víctima de la misma guerra y que por la misma razón cayó en la euforia y se dejó abrazar y besar por una persona que nunca había visto antes y que nunca volvió  ver, quedando registrado para la historia el instante en que se cruzaron y se besaron.

     

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @FelipeFBasilio

     

    Hacer Comentario