Roberto Morales Ayala
El procurador estatal de Protección al Medio Ambiente, Eduardo Aubry de Castro Palomino, es una pieza de ornato en el esquema de gobierno que encabeza Javier Duarte de Ochoa.
Castro Palomino forma parte del clan de los llamados “niños verdes” que son incrustados en las dependencias ambientales de cada estado para cuidar el negocio de la depredación ambiental; lobos disfrazados de caperucitas, metrosexuales en la función pública.
A los chicos plásticos, carentes de sensibilidad social y de conocimiento para servir, juniors de abolengo, poco les importa los daños por contaminación que sufren miles en territorio veracruzano, sobre todo si por conveniencia económica o política hay que proteger a los contaminadores.
Aubry es, en una frase, una simulador profesional. Engaña con la palabra y burla con las acciones. El lenguaje de los doble cara.Desde su pedestal en que ha convertido la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente, Aubry de Castro Palomino hace como que trabaja, aunque sólo aplica paliativos a los grandes y graves problemas de contaminación.
Dice, por ejemplo, que el 95 por ciento de las quejas que llegan a la Procuraduría del Medio Ambiente son atendidas y se vanagloria de recomendar que se apliquen medidas preventivas en vez de remediar cuando el deterioro ambiental se hace presente. Palabrería pura.
Aubry es un demagogo único. Le encanta jugar con las cifras. Se jacta de recibir denuncias contra empresas, instituciones o particulares que contaminan, y se enorgullece de darle curso a todas, aunque no alcancen un fin satisfactorio.
A Petróleos Mexicanos lo trae en la mira, entre ceja y ceja. Dice que es la entidad que más quejas suscita. La Federación, sostiene, le permite vigilar si Pemex aplica medidas para remediar los daños que provoca. No cobra la remediación, pero sí está al pendiente que la paraestatal cumpla.
Otra de sus ocurrencias fue cuando declaró que a menudo esquía en el río Coatzacoalcos y que nunca se ha enfermado de la piel. Lo mismo dice el síndico Roberto Chagra Nacif lo que indica que los metrosexuales se huelen y conviven.
Eduardo Aubry de Castro Palomino no es procurador estatal de Medio Ambiente por accidente de la vida sino por componenda política. Encabezó al Partido Verde Ecologista de México en Veracruz, ese engendro que le cuesta muchos millones a los mexicanos, y de ahí saltó al gobierno estatal.
Vivir del presupuesto es, en él, algo genético. Su abuelo fue alcalde de Coatzacoalcos al final del cacicazgo de Amadeo González Caballero; su hermano Enrique fue diputado local, delegado y dirigente del PVEM en Jalisco, y su suplente cuando pretendió ser diputado plurinominal verde, fue la ex locutora de radio y ex diputada federal perredista, Socorro Aubry Orozco. Aspira, pues, a ser un clon del sempiterno líder y guía moral del negocio verde, Jorge Emilio González Martínez.
Su fama pública es pésima, derivada de la falta de sanciones a las empresas, instituciones o particulares a quienes les logra acreditar que violan la legislación en materia ambiental. O sea, son culpables pero los solapa.
De ahí que se organizaciones como la Agrupación de Profesionales por México en Veracruz, hayan solicitado al gobernador Javier Duarte de Ochoa su destitución, por faltar a la misión de la Procuraduría a su cargo, de velar por el equilibrio y protección del medio ambiente, sin sancionar a los responsables del daño al medio ambiente.
El joven procurador es un cero a la izquierda, de magros resultados, donde lo pongan y donde lo quieran ubicar. Aquí, en Las Choapas, hay ejemplos de sobra.
Uno de ellos es el caso del basurero ilegal que el alcalde Renato Tronco Gómez instaló en la colonia Venustiano Carranza, a la altura del kilómetro 6 de la carretera Cuichapa-Las Choapas, violando la Ley del Medio Ambiente y Equilibrio Ecológico y, en consecuencia, incurriendo en un delito penal federal.
Tras múltiples gestiones, la presión popular y la denuncia contra el alcalde, el tiradero de residuos volvió a su lugar habitual, pero la basura depositada aún permanece en la colonia Venustiano Carranza, a la vista de todos, contaminando y provocando daños a la salud de los vecinos y de los niños que acuden a la escuela Benito Juárez. La remediación, pues, no existió.
El 8 de agosto, la profesora Marysol Casao Morales, directora de la escuela Benito Juárez, quizá la más combativa ciudadana contra la instalación del basurero, al ver que el caso se había estancado, pese a la visita de inspección realizado por las autoridades ambientales, dirigió un oficio al jefe del Departamento Jurídico de la Procuraduría Estatal de Medio Ambiente, Mariano Medina Lara, para informarle que no se había retirado la basura ni se había remediado el predio.
Un día después, el 9 de agosto, Medina Lara respondió con un absurdo. Le dijo, vía correo electrónico, que el caso “seguía su curso”.
En un segundo oficio, fechado el 14 de agosto, la profesora Marysol Casao Morales se dirige a Aubry de Castro y le refiere que el 22 de marzo personal de la Secretaría de Medio Ambiente visitó el predio afectado y el 14 de junio se realizó una inspección por parte de la Procuraduría a su cargo. Después de ello, no hubo ninguna acción.
En él, planteó que instruyera al titular del área jurídica a definir en qué consistía que se le estaba dando curso legal al caso del basurero ilegal de Renato Tronco. “Se insiste en todo lo anterior por la afectación continua que sigue generando dicho basurero, provocando inquietud y falta de credibilidad hacia las autoridades correspondientes”.
Y otro párrafo categórico: “Las familias y niños de la colonia Venustiano Carranza Km. 6 aún tienen las esperanzas de ver limpio y saneado el entorno ecológico que rodea su escuela”.
La respuesta del jurídico fue insuficiente y digna de la complicidad que caracteriza a Aubry de Castro. Señaló Medina Lara que se instó al responsable, o sea a Renato Tronco, a realizar la remediación, sin obtener respuesta porque, simple y llanamente, las comisiones de ecología y medio ambiente municipales, no observaron la mediación, ni tampoco proporcionaron una solución calendarizada.
Medina Lara señaló que esta semana, entre el 27 y 31 de agosto, se realizarían las diligencias para conminar a quien resulte responsable (Renato Tronco) a realizar la remediación del predio que usara ilegalmente como tiradero a cielo abierto.
A dos días de que se venza el plazo, nada ha hecho la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente.
Es el sello de Eduardo Aubry de Castro Palomino, la inutilidad hecha metrosexual. (romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)
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