Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
El pasado 31 de julio se cumplió un año de la muerte de mi admirado poeta cubano Eliseo Alberto. En los medios de comunicación, nadie o casi nadie, dio cuenta de ello, aunque quizás algunos pocos nos acordamos y, desde luego, lo leímos en voz alta o en silencio. Bien decía François Mauriac que la muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
Cierto, el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados, dijera el humorista Jean Paul. Por eso, van mis recuerdos para ti, Eliseo Alberto, y comparto con mis lectores fans –los que aún no se han ido de vagaciones- algunas cuantas deliciosas palabras tuyas. Como cuando dijiste: “Cada día pienso menos en Cuba, cada día los problemas mexicanos me ganan más… Está bien que así sea, porque también soy mexicano desde el año 2000. El lío va a ser cuando muera, porque como fantasma me la pasaré volando de la isla a México, voy a ser un fantasma en medio del Golfo de México”. Ese fantasma me dice que algún día, aquí en la tierra, escribiste:
*La soledad es una casa vacía. También el exilio. No quería que me despojaran de esos años difíciles y tremendos, de mi inocencia, de mis recuerdos. Tenía derecho a estar equivocado, y asumí como debe ser ese derecho. Cito una canción. ¿La cantamos juntos? “Ódiame sin piedad, yo te lo pido; ódiame sin medida ni clemencia. Odio quiero más que indiferencia, porque el rencor hiere menos que el olvido”.
*No podemos darnos el lujo de renunciar a esas minúsculas sorpresas, veloces satisfacciones que nos llegan sin avisar y nos acompañan un rato en este empinado calvario que ha resultado ser el tiempo que nos tocó vivir.
*La noticia de una muerte siempre llega puntual, precisa, sin ningún resquicio de duda. El final de una vida suele ser de una sencillez extrema, a no ser que el aliento se extinga de propia mano. Luego todo sigue su cause, como si nada.
*Los buenos enemigos son los que antes se quisieron.
*No se conoce un solo líder del proletariado que, al ganar, no acabara haciendo exactamente lo contrario de lo que había prometido en barricadas, cuando embrujaba a sus seguidores con la promesa de un cielo al alcance de la mano. Pienso en la izquierda latinoamericana, tan confundida entre Marx, Bolívar y “legítimos presidentes”. Y temo por la ¿diestra? izquierda mexicana.
*A los izquierdistas del siglo XXI ya no les sirve el cura Hidalgo ni el benemérito Juárez ni el asesinado Madero ni el asesinado Villa ni el asesinado Zapata ni el presidente Cárdenas, tampoco Tin Tan, Cantinflas, el justiciero Santo, La India María o el mismísimo Chapulín Colorado. Cuando se aburguesa, la izquierda resulta sencillamente siniestra. Patética. Diríase que en la ruleta de la política, lo único importante es “la plata”. Las minas están en las elecciones, el Congreso, el Senado o, para decirlo rápido, en el pozo sin fondo de todo delirio de grandeza.
*La inmensa mayoría de los seres humanos tiene atrofiada su capacidad de imaginación. Duele reconocerlo. Las razones de semejante carencia deben ser múltiples, pero yo elijo una que me argumentó mi hija María José: Esa inmensa mayoría, papá, te aseguro que tuvo una infancia desastrosa.
*El hombre es el único animal que tropieza dos, tres, cuatro, cinco veces con la misma torpeza. Luego nos damos el lujo de comparar la terquedad del mulo o la necedad del burro con la crueldad humana.
*Hay preguntas demasiado tristes que uno prefiere no cuestionarse por justo miedo a su respuesta.
*La vida a veces, nos despierta a bofetadas: es una manera un tanto brutal de bajarnos de las nubes.
*La prensa diaria es un espejo que rompe cada veinticuatro horas. Eso que llamamos realidad cambia de la noche a la mañana.
Ahí se ven.
Hasta la próxima
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario