Salvador Muñoz
Los Políticos
Paréntesis: Una panista, una ex funcionaria, la mujer y yo, coincidimos en un punto en este fin de semana que pasó: tememos por la seguridad de una amiga en común. Se trata de Arely Alvarado, cabeza de la Asociación Civil Renovación Veracruzana… y no se trata de un temor por las denuncias interpuestas con todo el rigor de la Ley que es capaz de aderezar el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero contra ella… creo que nuestro temor va más allá. La turbiedad que se vive en materia de inseguridad en Xalapa, donde los delincuentes no ven género (o pareciera que sí, y actúan con tanta furia hacia la mujer) hacen que temamos “un incidente” contra ella. Conocemos a Arely, su carácter fuerte, duro, crítico, a veces agresivo contra las autoridades y más contra unas que rayan en la falta de criterio, de política, de diálogo y si hay diálogo, no se tiene respeto a la palabra empeñada; pero también conocemos de Arely, a la mujer que no busca el beneficio propio, y de eso pueden hablar panistas y priístas pero no Morena, porque cuando su alcalde interpone el interés de quedar bien con obras con el Gobernador, ¡pues qué chingaos va a entender lo que es el trabajo social de Arely Alvarado! Por eso nuestro temor por ella…
Dos historias me habían hecho estremecer… la primera, un cuento… en noche de Walpurgis Nacht (cuando los demonios vagan por la tierra, cualquier semejanza con Veracruz es mera coincidencia), un hombre que vivía solo con su mastín, se burló de tal fecha a los cuatro vientos y se dirigió a la cama acompañado del fiel can que dormía al lado, en el suelo. La oscuridad reinó en su habitación y sólo el ulular del viento que asemejaba a risas burlonas, se escuchaba, lo que hizo despertar al varón… de manera instintiva, bajó la mano para sentir al Mastín, quien a manera de respuesta, lamía la mano. El hombre volvió a los brazos de Morfeo, pero no por mucho tiempo… ese ulular del viento se hizo más intenso… la mano bajó y el lamido lo tranquilizaba un poco… volvió una y otra vez a tratar de conciliar el sueño y las mismas veces, a manera de buscar seguridad, de sentirse acompañado, de pensarse con alguien, bajaba la mano y obtenía un lamido como respuesta… al aparecer los primeros rayos de sol, el señor se encontró con el Mastín muerto, y con su sangre, en un enorme espejo, estaba escrito: “No sólo el perro lame la mano”.
El cuento no recuerdo dónde lo leí o si me lo contaron… pero me impactó. La siguiente historia, no es un cuento. Un amigo y su pareja nos la narraron a la Mujer y a mí.
Visitaban un departamento para rentar en la avenida Miguel Alemán y el arrendador los invitó a conocer por cuenta propia sus instalaciones. Vieron la sala, la cocina y al entrar a una de las recámaras, su vista se posó en una de las esquinas superiores y lo que vieron, los dejó fríos: algo con forma humanoide, reptaba hacia el techo. No tenía extremidades inferiores y sólo se impulsaba con los brazos… de repente, paró su movimiento y volteó a verlos. Ellos salieron corriendo y se encerraron en el baño en donde los encontró el arrendador a quien le contaron su visión… por supuesto, no rentaron ese departamento.
Estas dos historias me habían sobrecogido de cierto modo mi corazón, y créame que he escuchado muchas de ese tinte, entre ficción y realidad, pero la que leí del Reportero Ignacio Carvajal, no tiene parangón:
“Sometida, la madre tuvo que presenciar cómo dos encapuchados que entraron a su casa por una ventana, apretaron el cuello de su pequeño hasta la asfixia. Antes de irse, los asesinos le dijeron que ya estaba avisada. Que ese hombre no era para él, que ya le habían dicho que le iban a pegar donde más le iba a doler. La madre soltera recordó entonces las amenazas de la ex pareja de su actual novio”. Todo por un hombre. Esto, En Buena Vista, Villa Aldama, Veracruz, el pasado 22 de agosto…
Con los años, dejé de tener miedo a los demonios de cuentos y leyendas… hoy me da más miedo la realidad que estamos viviendo.
smcainito@gmail.com
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