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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    He leído por ahí algún cuento de la Bruja Piruja y su encuentro con los hermanos Dolores y Bernardo. Hay más cuentos de este personaje que coinciden en una cosa: no hay ser más horrendo por su verruga en nariz, atuendo oscuro, risa malvada y maldad infinita, que la Bruja Piruja…

    El cuento viene a colación por dos expresiones de José Manuel Mireles, subdelegado del Issste en Michoacán, quien refiere como “pirujas” a las parejas de derechohabientes de este Instituto que atraviesa por una fuerte crisis, y las señaló de pagar cuotas bajas en la atención médica en casos crónicos y costosos.

    Es cierto, luego se disculpó bajo el argumento de que es su forma de hablar, pero que en el fondo, respetaba a la mujer, que por ser quien le dio la vida, por haberlo hecho hombre, por enseñarle a amar, shalalá, shalalá…

    Trato de entender la mentalidad de este hombre de 60 años que ve en la pareja de una persona, a una “Piruja”… allá por mis 70’s, se les decía “amasia”, “amante”, luego pasó a “concubina” y más tarde “cónyuge” para hoy ser llamada “pareja”… en serio, trato de entender la mentalidad de esta persona de 60 años y si fuera bondadoso con él, diría que tiene una dislexia y confunde la palabra “Pareja” con “Piruja”… dije “si fuera bondadoso con él”…

    Insisto, trato de entender la mentalidad de un funcionario, servidor público, médico de profesión, para que vea en la pareja de un derechohabiente a una “Piruja” y nomás no le encuentro más lógica que la dislexia… siendo bondadoso con él.

    Aunque también una forma de entender a Mireles es volteando a quien lo lleva a estar donde está: Andrés Manuel López Obrador… ¿a qué me refiero? Para muchos seguidores del Pejedente, éste es un referente del quehacer político, es decir, la forma de ser y hacer de Andrés Manuel, para sus admiradores, es la forma correcta de ser y hacer política. Así tenemos entonces los émulos del tabasqueño tratando de hacerse graciosos en sus discursos para ser “Pueblo”, porque en sí, la intención del discurso del mandatario es, después de echar cifras alegres, proyectar y hacer demagogia, rematar con una frase coloquial, que puede ir desde el catálogo del Pachuco Tin Tan, hasta alguna de barriada, como es la famosa del “Me canso ganso”, y para rematar con una propia dirigida a un niño de uno a cuatro años: “¡fuchi… guácala!”

    El asunto con los émulos es la falta de oficio y hasta de gracia, porque hasta para subir al cielo se requiere “otra cosita”… lo hemos visto con Manuel Huerta Ladrón de Guevara, con Cuitláhuac García (quien insiste en no leer los discursos y cantinflear…) y el último caso, Mireles…

    Hacerse el chistoso no es cualquier cosa… tampoco estar en el poder es cualquier cosa… y por ende, estarlo no implica permisividad para tratar a las parejas de los derechohabientes del Issste, como “Pirujas”…

    Ya ni hablar de que se refiere a una mujer como “nalguita” y excusándose que esas no son sus palabras, porque él les dice más fuerte…

    Por supuesto, para este tipo de casos que para muchos, denigra, margina, discrimina a las parejas de los derechohabientes del Issste, hay una respuesta y no, no es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia… acá, en la Cuarta Transformación estos insultos se solucionan de una manera muy fácil con un “vamos a perdonarnos…” y colorín colorado, este cuento se ha terminado… ni la Bruja Piruja lo hubiera acabado mejor que el Peje.

     

    smcainito@gmail.com

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