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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    La “orden de aprehensión” que movió la encargada de la Fiscalía General del Estado a través de las redes sociales, se ensucia con un twitter de Javier Duarte de Ochoa que casi al mismo tiempo en que aparece el documento solicitando el ejercicio de la Ley contra Jorge Winckler y otros, el ex gobernador interno en el reclusorio Norte publica en Twitter: “No soy partidario de las venganzas, esos métodos son de los gángsteres, soy fiel creyente de la justicia. Se cosecha lo que se siembra y esto es el principio de lo que seguramente será una buena zafra”.

    ¿Por qué decimos que “se ensucia”? Si bien, pensando en términos legales, se pide actuar contra funcionarios de la Fiscalía General del Estado bajo la presunción de haber cometido un delito, creo que también, a cualquier ciudadano con dos dedos de frente, le ha de causar escozor la forma en que Javier Duarte se desenvuelve en prisión en este asunto… me explico: el Señor, quien purga condena, convicto, agarra y ¡pum! sube su posición respecto a la “orden de aprehensión” contra Jorge Winckler Ortiz a las redes sociales…

    La cuenta de Twitter del mismo Duarte de Ochoa, advierte lo siguiente: “Ante la imposibilidad de defenderse personalmente de señalamientos absurdos al no tener acceso a herramientas de comunicación electrónicas, @Javier_Duarte por medio de terceros con los que mantiene contacto vía telefónica enviará información vía su cuenta de Twitter #JavierDuarte”.

    Hasta acá, se entiende, pero que a las 11 de la noche del sábado Duarte de Ochoa esté al tanto de lo que ocurre en la entidad, y aún más, declare a través de las redes sociales, habla mucho de nuestro sistema de reinserción social… o de justicia.

    Es decir, si nos basamos en el método que explica la cuenta de Twitter Duartiana, uno podría suponer que a las once de la noche, tras enterarse de que se pedía “orden de aprehensión” contra Winckler Ortiz y otros (¿cómo se enteró? Ése es otro asunto), agarró el teléfono y se comunicó con sus “terceros” y dictó su sentencia twitteriana… sí, acá vuelve a surgir otra pregunta: ¿De dónde chingaos agarró el teléfono?

    Sí, a lo mejor me aplico la chapulinesca frase de “¡Se aprovechan de mi nobleza!” y estoy pasando por alto algo muy sencillo… la facilidad con la que presos de alta peligrosidad gozan de ciertos privilegios tras las rejas, como puede ser el uso de celulares… ¿se acuerdan de las llamadas de extorsión desde distintos penales del país? ¡Vamos! Si se pueden hacer extorsiones desde las mazmorras, pues cuantimás se puede twittear y hacer política desde la cárcel…

    ¡Ah! pero no sólo eso… Javier todavía se dio el lujo de mandar un mensaje por la misma vía a la reportera Gabriela Rasgado: “Saludos cordiales para @ChispitaMX #NoSePuedeDefenderLoIndefendible”. Repetimos, siempre atendiendo esa salvedad que en la cuenta de Javier aparece: se comunica vía telefónica (pasadas las once de la noche, en sábado) y vuelve a dictar y ordenar que se busque una foto que ilustre el mensaje…

    Luego entonces, si Duarte de Ochoa es capaz de dictar tuitazos a la hora y día que quiera, ¿qué más puede hacer desde la cárcel?

    Al final, en el juego de la política, estos tuits nos reflejan con claridad que hasta en las mismas penitenciarías ¡hay clases! y nuestros sistemas carcelarios todavía se mueven al compás del que goza, aun tras las rejas, de los privilegios del poder.

     

    smcainito@gmail.com

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