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    Felipe de Jesús Fernández Basilio

    Desde a Janela

    El Estado mexicano se encuentra en una verdadera crisis, misma que se produjo porque el gobierno ha sido incapaz de cumplir con los fines básicos que justifican su existencia.

    Y es que mientras la seguridad en el país es prácticamente inexistente y la delincuencia no solo humilla a las fuerzas de seguridad del Estado, sino que ya ataca hasta mujeres y niños de manera impune sin que el Estado reaccione oportunamente; es más ni una condena categórica se ha escuchado por parte del Presidente de la República en contra de los delincuentes o al menos no como las que lanza contra sus molinos de viento cotidianos, los conservadores y reaccionarios a los que atiza diariamente.

    Crisis de seguridad que con los hechos ocurridos esta última semana en Sonora ha escalado a un nivel internacional, ya que en otros países se empieza a decir lo que en México bien sabemos, que tenemos un Estado fallido que es incapaz de brindar seguridad a sus gobernados y que esto no es por fallas en las fuerzas armadas sino por la terca incompetencia y/o contubernio de su Comandante Supremo que se niega a combatir frontal y categóricamente al crimen organizado.

    Y esta mala fama no es un problema menor, ya que basta ver el ejemplo del gobierno de Colombia que no recuperó su prestigio hasta que no apresó o exterminó a los delincuentes, es más hasta que literalmente dieron caza y exhibieron las fuerzas del orden como trofeo el cadáver de Escobar, se le devolvió la confianza internacional a ese gobierno.

    Sucediendo lo anterior, porque contrario a lo que dice el gobierno mexicano, un Estado solo es exitoso si es capaz de proporcionar seguridad a las personas que se encuentran en su territorio y sobre todo si es capaz de garantizar que hará todo lo posible para que los que cometen actos de terrorismo solo tengan como resultado la cárcel o la tumba.

    Siendo lo anterior el principal de los problemas por los que atraviesa el Estado mexicano mas no el único, ya que por otra parte la economía lleva un inaudito crecimiento de cero en lo que va de la actual administración, la educación fue entregada a los sindicatos en detrimento de los educandos y la prestación de servicios de salud se encuentra paralizada por el retiro del presupuesto que el gobierno debe destinar a ese campo y todavía empeorada por la desaparición del seguro popular, el cual ponía verdaderamente al alcance de todos el acceso  a los servicios de salud.

    Y si a todo ello le sumamos el descontento social del que hablamos en la colaboración anterior, tenemos que el país se le está yendo de las manos a un hombre que supuestamente tuvo dieciocho años para saber cómo gobernar a México o al menos eso decía en todo ese tiempo y sin embargo la realidad es que una vez que logró alcanzar su sueño, no ha podido conducir la nave ni siquiera un año y los problemas cada vez lo abruman más y más sin poder dar una sola solución palpable.

    Mas en la soledad de Palacio Nacional, la cual supongo que debe ser peor que la de Los Pinos porque el inmueble es por mucho más suntuoso, el presidente delira con la existencia de un posible golpe de estado y se consuela diciendo que su pueblo lo va a defender y esto ya no se sabe si es un intento de distracción o un delirio genuino.

    Ya que si lo analizamos como intento de distracción a los problemas que enfrenta el país, nos daremos cuenta que es muy malo ya que México lleva casi un siglo de ser un país de instituciones  que rehúye a la inestabilidad social a gran escala y que las fuerzas armadas del país son quizá las más institucionales de toda América Latina y como muestra de lo anterior tenemos la estoicidad con la que soportan el maltrato que este gobierno les ha impuesto, es decir no hay elementos racionales que puedan hacer suponer que pudiera haber una asonada en contra del presidente y por ello podemos decir que como distractor es tan burdo como aquellas disculpas que se exigieron a España por la conquista; es más, Salinas era más efectivo con los distractores, sino recuerden aquel mito del “Chupacabras” o  la normalización de las relaciones Iglesia-Estado (que provocó tantos debates) cuando estaba privatizando de manera poco transparente el país.

    Y si lo vemos como delirio no hay tanto que decir, ya que todos los días López se lanza contra los conservadores y reaccionarios que solo existen en su imaginación y en ese juego un alzamiento como el de Tacubaya queda muy bien, pero con la salvedad de que solo se llevaría a cabo en su mente.

    Pero el verdadero golpe de estado es el que el gobierno de López da cuando no cumple con las obligaciones constitucionales que tiene como Presidente de la República, es decir da un golpe de estado cuando se niega a repeler a la delincuencia, da un golpe de estado cuando en lugar de buscar y perseguir a los terroristas que tienen al país de rodillas se dedica a inventar terroristas políticos en las redes sociales, da un golpe de estado cuando en lugar de poner tras las rejas a los delincuentes, los suelta y persigue con todas sus fuerzas a los organismos autónomos que sí existen en la constitución o asfixia presupuestalmente aquellas instituciones que sí han dado resultados.

    Porque un golpe de estado no es solo derrocar por las armas a un Jefe de Estado o cerrar por la fuerza un parlamento o congreso, sino que un golpe de estado es cualquier forma de violentar por acción u omisión lo dispuesto en la constitución y eso es lo que hasta el momento ha hecho López en los once meses que lleva en el gobierno por lo tanto, se puede decir con certeza que el único y verdadero golpe de estado lo está dando López con su manera errática de gobernar.

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @FelipeFBasilio

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