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    Enrique Yasser Pompeyo

    Mesa de Redacción

    El papel lo aguanta todo y en materia de seguridad más. Los datos que se presentaron en la comparecencia de la Secretaría de Seguridad Pública dejaron dudas y claroscuros.

    Decir que en el territorio veracruzano vamos bien es un insulto a las familias que han perdido a un ser querido a manos de la delincuencia o han tenido que salir del estado para salvar sus vidas, algunos dejando sus negocios e inversiones.

    En Veracruz, ya sea en el norte, centro o sur, siguen registrándose secuestros, homicidios, asaltos, violaciones, extorsiones, robos a bancos y viviendas, entre muchos otros.

    Tan sólo en feminicidios, en lo que va del año se han contabilizado 147 casos, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

    Casos como el multihomicidio en Minatitlán y la masacre en el bar Caballo Blanco de Coatzacoalcos mostraron que las autoridades estatales fueron rebasadas.

    El asesinato del diputado local priista, Juan Carlos Molina Palacios es otro crimen que impactó a la sociedad y la familia espera que se dé con los responsables.

    Estos casos, a pesar de que competen a la Fiscalía General del Estado, también son responsabilidad de Seguridad Pública coadyuvar.

    El abuso de los policías contra los ciudadanos también ha sido una denuncia constante y son quienes más quejas tienen ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

    En la entidad, los hechos delincuenciales no paran, al contrario, continúan, pese a que se pretende asegurar que han disminuido.

    Negar la realidad que sufren miles de veracruzanos no desaparecerá los delitos ni evitará que la inseguridad siga aumentando día a día.

    La comparecencia del titular de Seguridad Pública, en suma, decepcionó. Las preguntas quedaron sin respuesta y los veracruzanos siguen a merced de los delincuentes.

    enriquepompeyo@hotmail.com

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