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    Dalia Edith Pérez Castañeda
    Luego de que el empresario y Senador Ernesto Pérez Astorga se opuso a la iniciativa de crear un impuesto especial ecológico a las empresas que afecten el medio ambiente de cualquier forma, argumentando que dicho impuesto aleja las inversiones, no puedo menos que disentir.

    Se pueden considerar estímulos fiscales, condiciones de seguridad, coinversión pública y privada para la capacitación de personal, mejoras a la infraestructura para el transporte de insumos y productos, como medidas para incentivar las inversiones en Veracruz, pero de ninguna manera obviar la responsabilidad ambiental que las empresas tienen.

    El compromiso por mitigar el impacto ambiental y resarcir el que ya se ha causado no debe tener excepciones, no puede haber desarrollo económico y social si estos no van ligados a una visión sostenible.

    El horizonte de futuro se acorta con decisiones que no ponen en valor el patrimonio natural, Pérez Astorga y todos los tomadores de decisiones en los sectores público y privado deben considerar los compromisos que ha asumido el Estado mexicano, como la agenda 2030 y los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, la conservación del entorno natural no tiene precio, se pueden conciliar la inversión, el fomento al empleo y el desarrollo económico con el enfoque sostenible.

    Basta ya del impune atentado contra el medio ambiente.

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