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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    Casi no me gusta hacer propósitos de Año Nuevo… ¡vamos! Se corre el riesgo que ese “Casi” al inicio de estas líneas esté sobrando. Y no se trata de ser amargado, Grinch o aguafiestas… a lo mejor es que muchos de esos propósitos que muchos esperan prometer al fin-inicio de un año, yo los hago si bien cada mes, cada semana, cada día o hasta por horas… por ejemplo, hasta antes de fin de año, a mediados de diciembre, me hice el propósito de pasar más tiempo en la cama con la firme intención (no malinterprete ese “firme”) de estar más al lado de la Mujer. Este dos de enero, finaliza mi propósito porque la Mujer entra a trabajar y ya no hay lugar para despertarse más tarde y sí lo hay para hacerlo más temprano.

    Otro de mis propósitos pre-año nuevo fue el de cuidar un arbolito que la Mujer y yo sembramos; así que dos o tres veces por semana, lleno una botella y le echo un poco de agua. A esos cuidados sumamos una planta de Cempasúchil así como  una Noche Buena (Ojalá fueran cervezas). El pinito ya reverdece…

    Además, tenemos el propósito de encontrarle casa a Copo, el gato blanco que apareció tras la navidad… primero, se refugió en un rincón en un quinto piso… para sacarlo, le hice un caminito de carnita… salió pero se fue a refugiar en la parte baja de una camioneta, dentro de la llanta de refacción. Maullaba y maullaba y sólo paraba hasta que le llevaba de comer croquetas. Una noche, llegaron los hermanos Félix… nada que ver con narcos. Los Félix son dos hermanos felinos manchados por doble como el gato de las croquetas. Digo que son manchados por doble, porque aparte de su bicoloridad, una noche descubrí que se agandallaban la comida del Copo y al día siguiente, ya no lo encontré en esa llanta de refacción.

    Al volver de dar una vuelta con Nina y Lucky, nos percatamos del acoso que un par de perros tenían alrededor de un carro. Nina se encargó de ahuyentarlos y entonces apareció Copo y por fin pude ver su tamaño real: un minino como de cuatro meses… fui por comida y le di de comer. Confiado, se acercó a mí, lo acaricié y aceptó el trato… no era un micifuz feral. La mujer se indignó cuando descubrió que metí al gatito a casa: “¡Me descuido, y metes animales!” En mi descargo, le dije que se sintiera aliviada porque al menos no metía zorras, lobas, lagartonas o gatas… Sí, tampoco le cayó en gracia mi chiste. Copo tenía lastimadas las cuatro patas, como si se las hubiera quemado y renqueaba como yo hace unos días, de la pata trasera izquierda… ¡ahora corre! Todavía le estamos buscando un hogar… y ese es parte de nuestro propósito de pre-año nuevo.

    Entre los propósitos que sé van a estar presentes en cualquier día del 2020, que los tengo bien claros, es disfrutar cada paseo con Nina y Lucky por el parque… seguir maravillándome con el colibrí, la chachalaca, la nube de tordos, y si tengo más suerte, alegrarme de encontrar a un Tlacuache en mi camino porque hacerlo, significa que todavía hay esperanza. Del mismo modo, recibir con una sonrisa, la misma que me prodiga Brisa, la perra del tendero que cada vez que me oye chiflar, pasa a saludarnos.

    Por supuesto, también de ser posible, invitar a la Mujer a tomarnos una copa de vino mientras vemos una peli, ¡la que ella elija! porque a pesar de que sus títulos no prometen, sus historias acaban por encantarme.

    Propósito que también viene siendo del Pre-Año Nuevo pero no está de más reconfirmarlo es “Nunca ir enojados a la cama” y si me gana y se duerme, abrazarla y alcanzarla en sus sueños.

    Otro de la misma naturaleza que el anterior, es el que pretendo cada semana, cada día, cada mes: no hacerla enojar, evitar hacerle bromas, no poner cara de desagrado aunque me desagrade lo que diga o haga y evitar que me pida favores, es decir, que quite “te pido un favor” y que me diga lo que haya que hacer: “¡Sé ejecutiva!”, le digo. En mi ADN está el no darle tantas vueltas a las cosas.

    ¡Ah! También pendiente en mis propósitos terminar los libros que empiezo a leer… quién sabe qué me pasa, pero desde hace unos años para acá, leer libros me arrulla… Igual debo tomar más agua (simple)… saludar más a mis amigos (han de disculpar, pero a veces ando abstraído)… cambiar la graduación de mis lentes y hacerme el cepillado correcto de dientes…

    Queda claro que para lo que pretendo, no requiero de 12 uvas ni haberme desvelado para esperar doce campanadas… ¿Política? Disculpen que no haya hablado de política, pero tenemos todo un año para hacerlo… ahora sólo quise hablar de lo que no me gusta hacer en Fin de Año y Año Nuevo… Propósitos.

    smcainito@gmail.com

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