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    Ricardo Vázquez Salazar
    Esfera Política
    Aproximadamente 420 millones de niños viven en áreas afectadas por conflictos armados, según reveló el pasado mes de febrero el informe «No a la guerra contra la infancia», por Save the Children.
    Del total de niños que viven en países en conflicto, 142 millones lo hacen en las denominadas «zonas de guerra de alta intensidad», lugares en que los enfrentamientos provocan miles de muertes al año, señaló Eva Silván, directora de Save the Children en el País Vasco.
    «No a la guerra contra la infancia» indica que Afganistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Irak, Mali, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen son los diez países en los que la infancia ha sido más castigada.
    En estos países, 870 mil personas fallecieron, entre 2013 y 2017, por consecuencias indirectas de la guerra como la desnutrición, las enfermedades y la falta de atención sanitaria, de las que 550 mil eran niños menores de cinco años.
    Según Save the Children, el número de soldados muertos entre 2013 y 2017 asciende a unos 175 mil, mientras que el durante el mismo periodo fallecieron más de medio millón de niños a causa de estos conflictos.
    Veinticuatro años antes, la activista defensora de los derechos de los niños, Graça Machel habló por primera vez al mundo de los horrores que sufren los niños en el contexto de las guerras. “La repercusión de los conflictos armados sobre los niños debe ser preocupación de todos y es responsabilidad de todos”. apuntó la esposa y compañera de Nelson Mandela.
    Ante el Consejo General y la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, Machel presentó un valioso y sensible documento en el que expone que la situación de millones de niños es más grave que nunca.
    La naturaleza cambiante de los conflictos armados presenta nuevos riesgos y desafíos que exigen nuestra atención y nuestro inquebrantable compromiso. Finalmente, la atención y la protección de los niños afectados por los conflictos armados exigen que todas las partes interesadas conciban programas sensibles que protejan todos los derechos de los niños que viven en las zonas de conflicto. Seguiremos centrándonos en poner fin a la impunidad, especialmente para los culpables de los crímenes que se consideran que son graves violaciones contra la infancia. Seguiremos promoviendo los derechos de los niños afectados por los conflictos armados, precisaba Machel, quien Butros-Ghali, Secretario General de la ONU, la nombró Presidenta de la Comisión de Estudios de las Naciones Unidas sobre el Impacto de los Conflictos Armados en la Infancia.
    El impacto de la guerra en la infancia es más brutal que nunca.
    En México, hoy en día la población centra su atención en el conflicto en Irán. Circulan a gran velocidad decenas de videos, mensajes y memes en las redes sociales, elaborados por “expertos” ocurrentes, sin ir más allá de lo que alcanzan a ver en los encabezados televisivos, sin preocuparse por documentarse a fondo, con propósitos ideológicos, de un lado o de otro.
    Mientras suceden conflictos en otras regiones, en México también están muriendo niños, víctimas de silenciosos misiles cargados de suficiente cantidad de indolencia y negligencia.
    El desabasto de medicamentos en nuestro país es ya un hecho grave en extremo. Está acabando con la vida de un número indeterminado de niños, de personas inocentes. Si a esto se agrega las víctimas por la violencia: infantes y ciudadanos inocentes, la situación es sumamente preocupante.
    ¿Dónde quedaron los derechos, la atención y la protección de los niños mexicanos?

    rvazquez002@yahoo.com.mx

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