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    Elena Córdova Molina

    Luna Nueva

    Hay dos mundos paralelos que dan vuelta en nuestros pensamientos, en nuestros corazones, pero principalmente en la economía de nuestro país.

    Por un lado, se encuentran las personas que con la fortuna y gracia de Dios podemos quedarnos en casa, resguardarnos y esperar a que los tiempos mejoren y las condiciones de salud sean menos riesgosas y por otro lado y muy lamentable, se encuentra un México ambulante, que vive al día, que necesita salir a la calle para llevar comida a sus hogares, a sus hijos, a su esposa, a su familia y en ellos pongo hoy mis líneas, para poder hacer un llamado a quienes nos leen y sumarnos y comprarles a ellos, a los comerciantes independientes, a los vendedores ambulantes, a las marchantas, al heladero de la esquina y a todos los que se merecen también estar en casa, cuidando de lo más importante que tenemos, que es la vida.

    La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) expuso que en el año 2015 y actualizada a la fecha, el cincuenta y siete por ciento de los trabajadores mexicanos –aproximadamente 30.2 millones de personas se empleó en la economía informal (comercio callejero).

    En México, la gravedad del asunto del comercio del “vivir al día” la describen mejor los especialistas: “el tiempo que podría sobrevivir una persona sin ingresos en México es de menos de 15 días, es gente que vive jornada a jornada”. “No estamos preparados como Alemania, Francia o España, para hacer un paro de este tipo: aproximadamente el 60% de la economía está en la informalidad, frenarla significaría que seis de cada 10 mexicanos se queden sin ingresos totales”. He ahí una respuesta a las interrogantes de por qué no hacemos lo mismo que otros países del mundo para paralizar de plano la economía, es porque no somos iguales o no estamos preparados para ello.

    De acuerdo con una encuesta realizada por el diario El Financiero, a mediados de Marzo, a 410 mexicanos de todo el país vía telefónica, “el 85% de la población entrevistada contestó que el brote de Covid-19 tendrán algún tipo de efecto en la economía nacional. El 63% consideró que afectará mucho, mientras que un 22% afirmó que habrá algunos daños. A nivel microeconómico, es decir, en los hogares de las personas, el 40% de los consultados refirieron que las afectaciones serán muchas, mientras el 31% le perjudicará algo este asunto. El 29% restante se mostró optimista al contestar que las afectaciones serían pocas o incluso nulas. Dos de los sectores de la población que tienen menores esperanzas respecto a los daños económicos que puede representar esta pandemia en México es el de los mayores de 50, así como el de aquellos que cuentan con estudios universitarios.

    Ante todo esto y buscando ser empáticos con nuestros semejantes, hay mucho por hacer, podemos ayudar a los taxistas pidiendo servicios  de las compras que no hicimos, con  los restaurantes podemos hacer pedidos a domicilio y en comunidades más pequeñas pero en igualdad de importancia,  como la mía, Mesa de 24, que pertenece al municipio de Alto Lucero, todavía es posible apoyar comprando y promocionando a los pequeños emprendedores, que hacen sus productos para vender en la misma comunidad o afuera.

    De esta forma respetaremos la cuarentena y seguimos ayudándonos entre nosotros, pueblo y comercio para mantener la economía y para continuar de pie ante un mundo colapsado.

    Hagamos día a día que esta cuarentena sea menos difícil para nuestra gente y veamos la manera de ser agradecidos y apoyar a los vendedores que siguen con el ánimo de vender sus productos.

    Seamos solidarios y echémosle la mano a nuestros paisanos…

     

     

     

     

     

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