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    Maricarmen García Elías

    Animalia

    La semana pasada comentamos lo importante que es crear conciencia y cultura y cómo la pandemia del COVID-19 está orillando a las personas a hacerlo, si no por la buenas sí de forma irremediable pues al menos en los alimentos de consumo en China habrá reformas importantes. Sin embargo continúan aún prácticas como la industria de la piel y el cuero no solo en ese país sino en casi todo el mundo, que existen debido la demanda de la gente.

    Una de las cosas que hemos aprendido con el COVID-19 es a economizar gastos y priorizar aquellos que en verdad son necesarios, a estas alturas muchas de las familias a quienes les es posible permanecer en casa ya ahorraron significativamente en gasolina durante esta cuarentena y en otras cosas, al ir una sola persona a hacer las compras se gasta menos que cuando va toda la familia, y qué decir de la comida, basta ver la serie de tutoriales que  han subido las últimas semanas en diversas plataformas como YouTube donde lo mismo se puede aprender a hacer desde una rica ensalada o pizza hasta un platillo más elaborado, todo paso a paso y con ingredientes accesibles, al final de estos tutoriales la gente deja comentarios de lo mucho que ahorran al cocinar y comer en casa.

    La pandemia también ha permitido que nos demos cuenta de que hay artículos que no son prioridad y de las que podemos prescindir, por ejemplo los  productos hechos de piel no son en estos momentos una prioridad.  El cuero puede provenir de vacas, cerdos, cabras y ovejas; de animales exóticos como caimanes, avestruces y canguros; y hasta de perros y gatos, quienes son matados por su carne y su piel en China, país que exporta las pieles de esos animales a todo el mundo y debido a que el cuero normalmente no es etiquetado, nunca se sabe realmente de qué animal proviene ese cinturón que tenemos en casa.

    La presidenta de PETA (Personas por el Trato ético de los Animales) Ingrid Newkirk en un mensaje de concientización sobre este tema, expone la historia de Meyli una perrita y relata “…está aterrorizada, el piso a su alrededor está resbaladizo por la sangre de docenas de perros asesinados antes que ella, sus cuerpos colgados de ganchos, o dentro de tinas con agua…Pronto, un trabajador la sacará del corral con pinzas de metal y la golpeará en la cabeza con un palo de madera. Como muchos otros, puede que no muera instantáneamente, y se retuerza y luche para respirar incluso después de que la hayan degollado y desollado. Meyli no es distinta a los perros leales y amorosos que comparten muchos de nuestros hogares, pero en lugar de recibir afecto, la matarán violentamente para que su piel se pueda convertir en un cinturón o un par de guantes”, comenta Ingrid.

    Lo que los perros como Meyli experimentan en mataderos chinos les sucede a muchos otros animales en todo el mundo. Las granjas industriales -sin excepción- tienen  carencias extremas de higiene, hacinamiento, maltrato en el transporte, a los animales se les castra, marca, se les corta la cola y cuernos sin analgésicos, se les despelleja cuando aún están semi inconscientes. Comprar artículos de piel o cuero contribuye a financiar la crueldad de las granjas industriales donde anualmente sacrifican a mil millones de animales a nivel mundial, la piel es el subproducto más importante económicamente de la industria de la carne. Además al usar estos artículos  se es cómplice de la destrucción ambiental causada por la industria de la carne, así como la contaminación causada por las toxinas usadas en el curtido. ¡Toma acción y crea conciencia ¡ gaem80@gmail.com

     

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