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     Elena Córdova Molina

    Luna Nueva

    Muchos hemos oído hablar del término “fake news”; y no todos tenemos idea de lo que significa. En general, se refiere a las “noticias falsas” que circulan en las redes sociales y medios de comunicación masiva.

    Coloquialmente decimos que se trata de rumores, cuyos efectos tratan de crear tendencia en la opinión pública, sorprendiendo la buena fe de las personas que creen en todo lo que ven y leen.

    Como dato cultural agrego que las “fake news” son la evolución a lo que antes le decían chismes, infundios, habladurías y rumores en una localidad pequeña, asustando a las conciencias, que a la vez disfrutaban al ser propagados. De ahí el término “pueblo chico infierno grande”. Ahora no es…  dicen o me contaron, sino lo vi en el Facebook. En las redes sociales.

    En la actualidad, las noticias falsas, tienen dos orígenes ciertos. La primera, es una industria que genera miles de dólares en ganancias, y la llaman “el negocio de las noticias falsas”. Por ejemplo, una persona o grupo crean un perfil o una web de noticias falsas, la gente por curiosidad las ve y comparte, y gracias a su velocidad para difundirse, más por el morbo,  obtienen miles de visualizaciones. Los famosos likes que generan dinero por cada me gusta, diez mil, veinte y así… tan grave es el asunto que un estudio demostró hoy que, Facebook no ubica el 70% de las noticias falsas en español sobre el coronavirus. El pasado 16 de abril, Facebook anunció que comenzó a enviar mensajes a los usuarios que interactúen con contenidos falsos o erróneos sobre el coronavirus para la epidemia, pero de la información. Así, cada persona al acceder a noticias falsas sobre la pandemia será redireccionada al apartado de versiones desmentidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Vean el tamaño de esto, cada mes visitan a Facebook casi 2 mil cuarenta y un millón de usuarios, solo detrás de Google y YouTube.  Y casi el 40 por ciento de las personas adultas utiliza esta red social.

    En segundo lugar, tenemos al uso político que se les da a la fake news. Es, por decir, un “arma destructiva”, pues los efectos alcanzan lo mismo la industria, gobiernos y grandes sectores poblacionales. El propio Papa Francisco se pronunció sobre el tema acusando que “Las noticias falsas son una señal de actitudes intolerantes e hipersensibles y sólo llevan a la propagación de arrogancia y odio. Ese es el resultado final de la mentira”, y agrego que “los periodistas y usuarios de redes sociales deberían rechazar y desenmascarar “tácticas de serpientes manipuladoras que fomentan la división y sirven a intereses políticos y económicos”.

    Nos encontramos en una difícil situación en lo económico, político y social, con mayor gravedad en la salud pública. Somos presa fácil de las noticias falsas. La gravedad de difundir noticias falsas en estos momentos es que genera la alarma social, afectando la salud mental. La ola de noticias falsas relacionadas con el COVID-19 en las redes sociales se mueve a través de datos engañosos, noticias como métodos para prevenir, diagnosticar la enfermedad, teorías de conspiración, profecías, etc. Las “fake news”, además afectan y generan angustia, confusión y estrés crónico.

    Ahora bien, ¿hay forma de contrarrestar esta tendencia que sobresale en los diversos medios de comunicación? Sí. La forma más responsable de actuar son algunos sencillos pasos. Empecemos por confirmar los hechos, analizar los contenidos, ver el origen o las fuentes y también consultando e investigando otras fuentes más confiables. Es decir, comparar lo publicado con otros medios expertos y otras fuentes.  En pocas palabras saber lo que es un chisme y lo que es una realidad…  eso, en estos momentos nos dará paz y tranquilidad.

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