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    Miguel Polanco
    Contracomunis

    Ricardo Ahued renunció a la Administración de Aduanas para reincorporarse al Senado.

    Visitará al Cacas en Palacio Nacional esta misma semana para saber si se la acepta, lo cual es posible que no se dé, como consecuencia de los intereses del presidente en Veracruz.

    Se dice que pide su separación por diferencias con CFE en temas específicos, sin que se sepan cuáles. Luego que con el SAT.

    También se especuló sobre la posibilidad de que el Rey del Plástico xalapeño pudiera haber contraído Covid19.

    Posteriormente circuló una fotografía de una de sus colaboradoras, presumiendo su “sana distancia” con Ahued Bardahuil (desde el SAT), como para desmentir al menos la versión de la enfermedad y la de diferencias con la oficina tributaria… pero no la de la renuncia.

    La cosa es que, una vez dada a conocer la noticia, de inmediato empezaron -de nuevo- los rumores sobre la sustitución en el Gobierno del Estado… cosa que no pasará (al menos de aquí al 02 de diciembre, en apego a lo establecido constitucionalmente).

    Lo curioso es que la redes sociales de opinólogos, columnistas y veracruzanos casi en general, se volcaron hacia las suposiciones, casi proyectándolas como deseos.

    De verdad la gente en Veracruz ve a don Ricardo en la oficina principal de Palacio. Eso ya nadie lo puede negar.

    Y lo que piense el gobernador actual al respecto, creo que ya prácticamente a nadie le interesa. Ya se rompió la relación de éste con el pueblo veracruzano (si es que algún día la hubo).

    Total que Ricardo Ahued en Veracruz, es como Felipe Calderón para el Gobierno Federal de López: apenas se menciona su nombre y se encienden los focos de alerta al interior de la administración estatal.

    Lo curioso es que Calderón es “oposición” y es prácticamente el némesis mediático-natural de López… pero Ahued es Senador con licencia del mismo Morena y logra cimbrar a la función pública actual.

    Es como una especie de “antihéroe” al interior de los morenos.

    Y eso él lo sabe. Su experiencia manejando con inteligencia la posición “crítica”, incluso con el partido que lo arropa, se mantiene vigente.

    Aunque sea “berrinche”.

    ¿Para qué le alcanzará?

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