Elena Córdova Molina
Luna Nueva
Las llamadas misceláneas y tiendas de abarrotes son las microempresas más comunes de México y estas a su vez son la actividad económica que mantiene el mayor personal ocupado, representando más del 50% del comercio cotidiano, comercio minorista, comercio de menudeo, ese que todos conocemos, pues está en la esquina de nuestra casa, en el barrio, en la cuadra y son la tienda de abarrotes, la verdulería, la papelería, la carnicería, etc. Cuántas historias vienen a nuestra mente, al recordar las tiendas con largos y anchos mostradores de madera que tenían los productos básicos y que en la misma encontrabas “Todo”, medicamentos, ferretería, trastes, tlapalería y por supuesto cualquier producto de abarrote necesario para la comida de la casa.
Muchos le llaman el comercio local, aquel que tiene una fuerte relación con nuestra comunidad. Aquí se comercializan los productos o servicios de nuestra región y este tipo de comercio da vida a sus habitantes, aquí tiene mucho que ver la cercanía, el trato amable y personalizado, es decir, conocemos al dueño y a la persona que nos atiende, al igual que ellos conocen los gustos y la demanda de sus clientes.
Tan relevante es su importancia que la red social de Facebook e Instagram lanzaron recientemente una colección de nuevos stickers para apoyar a las pequeñas y medianas empresas, a los negocios locales. Las nuevas pegatinas, se pueden utilizar en las historias de ambas redes sociales y llevan por nombre «Apoya a las pequeñas empresas». De esta forma, cuando las usamos, se nos permite mencionar una tienda de barrio, un pequeño comercio, para darlo a conocer entre nuestros amigos y conocidos, además de poder ponerlos en contacto fácilmente con la empresa o negocio al enviarle un mensaje directo.
Hoy la vida de ciudad pasa por momentos complejos, en donde ir al mandado a Xalapa o Cardel, las dos grandes ciudades que rodean mi municipio de Alto Lucero, es encontrar calles semivacías, locales cerrados, plazas desérticas, restaurantes sin olor, estéticas sin glamour, taquerías sin trompo. Hoy parece que la modalidad servicio a domicilio se está convirtiendo no solo en la moda sino en una plena necesidad para la seguridad y tranquilidad de los consumidores urbanos.
Sin embargo y retomando las pequeñas empresas de los pueblos, de la vida rural, la vida juega distinto, las microempresas se están esforzando por permanecer y los pueblos parecen no detenerse, pero afuera hay un escenario difícil para el cual debemos estar preparados y mientras no llega la recesión económica hay que apoyar a las tienditas de la esquina, a los emprendedores que siguen levantados con la esperanza de que todo va a estar bien, primero Dios.
Por eso hay que unir afectos, unir ideas, unir esfuerzos, como es el caso de la iniciativa que surgió a través de la Fundación que represento, donde bajo el hashtag #EchameLaMano, difundimos a través de nuestras redes sociales a la pequeña empresa rural, esa que necesita de ti y de mí, la que debemos mantener de pie con la ayuda de nuestras compras. Con la compra de un kilo de queso, un litro de aceite, un kilo de frijol representan ingresos significativos que de uno en uno se convierten en el sostén familiar y estabilidad económica de nuestros pueblos.
Como podemos ver, la tecnología puede ayudar a que hasta la tiendita más pequeña pueda superar los estragos de una pandemia que nos tiene en la incertidumbre, pues lo único cierto es que solo la solidaridad de antaño combinado con los avances científicos, lograran unir el pasado con el presente, posibilitándonos un mejor futuro.
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario