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    Alejandro Ortega V. *

    La Trinchera 

     

    Se debe decir lo que es obvio; la pandemia en México no está controlada y las decisiones políticas, por encima de las científicas han generado un interminable crecimiento de los casos de contagio y de los miles de fallecimientos por COVID19 que pudieron evitarse.

    La comunicación institucional del gobierno federal para para informar todos los días de la pandemia comienza a agotarse. Consecuencia de ello aumentó la opinión de quienes dudan de la credibilidad del vocero Hugo López-Gatell y del Presidente de la Republica. En la opinión ciudadana predominan dos posturas de los encuestados; el desaliento y la indiferencia.

    Hay un enorme desaliento por afirmaciones como “ya aplanamos la curva” anunciada en la conferencia del 5 de mayo, ocurrida hace 64 días, o “la pandemia fue domada”, afirmación que el presidente realizó el 27 de abril, hace ya 76 días, sin que pasara algo positivo.Ambos casos quedaron como evidencia de los “mensajes fallidos” o como mentiras de la 4T, según el nivel con que se vea.

    La indiferencia persiste en un importante segmento de la población que afirma que “la pandemia no existe” o que “es un invento del gobierno”, respuesta que se repite en diversos lugares del país como una negación agresiva.

    Los gobernantes argumentan que la persistencia de la pandemia se debe a la “desobediencia social”, lo que parece evidente. Pero los gobiernos están para actuar, para orientar a la sociedad y no para esconderse o renegar de lo que es vital para la seguridad de sus conciudadanos.

    Hace unos días, México escaló al quinto puesto entre los países con el mayor número de fallecimientos. A esta fecha 32 mil 014 muertes, un promedio de 500 víctimas fatales diarias y con 268 mil contagios reconocidas con las limitadas herramientas con que mide el gobierno federal. Con estas cifras nuestro país ingresó a un selecto grupo de las naciones con la peor experiencia mundial en el manejo de la pandemia.

    ¿Qué tienen en común Estados Unidos, Brasil, Gran Bretaña, Italia y México para estar en esta poco honrosa ubicación? Italia simplemente fue arrasada por la epidemia en la región de Lombardía, en el norte del país, ante la incredulidad e indefensión del gobierno. Los otros cuatro países son gobernados por mandatarios que han sido renuentes a prestar la atención necesaria a la crisis sanitaria. Se trata de Donald Trump, Jair Bolsonaro, Boris Johnson y Andrés Manuel López Obrador quienes se han deslindado sus obligaciones en la emergencia, han subestimado la pandemia y forzaron la reanudación de las actividades económicas, sin preocuparse por los saldos de sus sociedades.

    Otro distintivo: no usan cubrebocas en sus actividades públicas y han tenido que ser reconvenidos por este motivo. Jair Bolsonaro fue obligado por un juez a usar cubrebocas argumentando que “El presidente tiene la obligación constitucional de observar las leyes vigentes y de promover el bien general de la población, lo cual implica adoptar las medidas necesarias para proteger los derechos sanitarios y ambientales de los ciudadanos», explicó el magistrado Renato Borelli, en su fallo emitido el pasado 23 de junio. Bolsonaro hoy acepta estar afectado por el Coronavirus.

    Donald Trump es otro extremista que se niega a usar cubrebocas. Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes recién comentó: “Se trata de una cuestión de vanidad. Como presidente de Estados Unidos, debería tener la confianza para cumplir la guía a la que él está obligado ante el país”. La actitud de Trump es la misma que exhibía el primer ministro británico Boris Johnson antes de caer enfermo.

    ¿Y qué sucede con el presidente mexicano?  Nada. Ni en sus giras cumple el protocolo de sanitario pese a ser una persona de alto riesgo en caso de contagio y poner al país en crisis, ya que su estado de salud es un asunto de Seguridad Nacional. La negativa de López Obrador es la causa por la que el Subsecretario Hugo López Gatell que desestimó la importancia del cubrebocas hasta que no pudo sostener sus argumentos no científicos con las medidas tomadas en la Ciudad de México, donde usar cubrebocas y mascarilla son recursos obligados en contrasentido a López Gatell.

    Se ha demostrado que países donde se ha utilizado de forma obligatoria, hubo una mejor contención de la pandemia, acompañado de un confinamiento forzado y la realización de miles de pruebas, que en México nunca ha ocurrido.

    Lo más grave, es que según las proyecciones del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, si se implementara su uso obligatorio y correcto, se podrían evitar entre 8 mil y 28 mil muertes que podrían ocurrir en los próximos meses, Hecho que ni siquiera ha sido considerado por el gobierno federal para reducir la crisis pandémica que seguirá enfrentando la ciudadanía por mucho tiempo más. No cabe duda que el COVID19 y el desdén de la 4T, son los mayores peligros para México.

     

    Nota solidaria

    Nuestro observatorio Poder&Política promueve la investigación de fallecimientos que por errores y omisiones implican una posible responsabilidad de funcionarios encargados de contener la pandemia y de los gobernantes que incumplieron las obligaciones que la Constitución les impone. Nuestro trabajo avanza y para ello necesitamos tu apoyo con tu firma en el link http://chng.it/JCLmGw5cLg  de change.org y lograr el mayor respaldo posible. Evitemos que la sinrazón y la impunidad destruyan vidas.

     

    * Director del Observatorio Poder&Política

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