Elena Córdova Molina
Luna Nueva
Para quienes tuvimos el privilegio de estudiar la primaria, secundaria, bachillerato, incluso cursar una carrera, fue un sueño cumplido. En la vida, nunca olvidaremos la solemne ceremonia de graduación. Ahí, en el presídium, los invitados de honor y los maestros; en las primeras filas los alumnos graduados, en las siguientes familiares y los padrinos, como se acostumbra en mi bello municipio de Alto Lucero.
En el evento decenas de rostros emocionados. Madres y padres a punto del llanto. El corazón latiendo al mil. Todo mundo capturando ahora con su celular el momento inolvidable. Los maestros, atentos a lo que dicta el orden del día de la ceremonia. Hay mucho color de flores, globos; en el salón y en la ropa de gala. Cuando inicia el pase de lista y entrega de diplomas. La locura total. Las porras y los gritos suenan fuertes cada vez que nombran al estudiante más aplicado, el más popular, el más simpático y hasta el menos estudioso. Todos en ese mágico instante son iguales, son amigos para siempre.
Las madres y padres, sueltan suspiros de satisfacción. Solo ellos saben, lo que pasaron para dar lo que pedían sus hijos: los cuadernos, lapiceros, material didáctico. Libros, copias, y todo lo que un estudiante necesita para cumplir con sus actividades y pasar la materia, el semestre, el año. Lo logramos. Valió la pena, seguro piensan.
Hoy, el Covid-19 no sólo nos quita la salud y en peores casos, la vida. Le quitó la magia a las madres y padres, a los padrinos de ver a sus hijos y ahijados graduarse. No hubo baile, el tradicional vals, la comida. Tampoco el poder abrazar a los compañeros de sus hijos y sus familias que durante años compartieron momentos de trabajo en equipo, de fiestas escolares, de convivios de cumpleaños. No hubo el sueño que quedaría para toda la eternidad en la memoria de cada uno y de todos.
Hoy, en redes sociales, con cierto pesar puedo ver a cientos de muchachos y chicas jóvenes que egresan de los planteles escolares de mi bello municipio, Alto Lucero, desde preescolar hasta primaria, secundaria y bachillerato.
Jóvenes, les quiero decir que a pesar de todo lo malo que hay. Ustedes, son la esperanza de un mañana y un mundo mejor. Muchas felicidades a todos los que, lograron salir de la escuela y graduarse. Felicitaciones a sus padres y a su familia, a sus padrinos por todos los consejos, el sacrificio y dedicación al estar a su lado siempre. A ustedes, estudiantes egresados. Nunca dejen se aprender en la vida y en la escuela. Ya vendrán tiempos mejores. De ustedes depende, en sus manos está el futuro del mundo. ¡Muchas felicidades!
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